Si usted pregunta a cualquier peruano qué piensa del modelo chileno le dirá que es un éxito. Esa es la opinión que nadie se atreve a discutir en el Perú. Pero hay que mirarse en el espejo chileno.
El 16 de junio, setenta mil estudiantes y profesores marcharon por la Alameda de Santiago. Veinte universidades y doscientos cuarenta colegios secundarios fueron tomados por los estudiantes de escuelas públicas y privadas. Como ha sido costumbre en los gobiernos de la Concertación y en éste de la derecha, la respuesta fue gases y palos.
En el Perú post Fujimori y en el Chile post Pinochet cualquier ignorantón aspirante a millonario puede ser rector de una Universidad. La educación es un negocio en que se amasan fortunas. Al haberse municipalizado los colegios muchas municipalidades no tienen cómo mantenerlos y las escuelas son cada vez peores. Siguiendo postulados friedmanianos (de Milton Friedman, cuyas propuestas fueron aplicadas por los Chicago Boys en la época de Pinochet) los bancos dan créditos educativos. Y así termina usted pagando deudas eternas. La familia chilena, vía endeudamiento a más de veinte años, ha tenido que hacerse cargo de la enseñanza.
Un afortunado en este negocio es el ministro de Educación, Joaquín Lavín, líder de la ultraconservadora UDI (Unión Demócrata Independiente) y hombre del Opus Dei. Él hizo millones con la Universidad del Desarrollo. Fue alcalde de Santiago y quiere ser presidente el 2014. En Chile como aquí, el Opus Dei usa la educación como columna económica.
“En Chile está prohibido pensar” y “Educación igualitaria para todos ahora” son los lemas de los hijos del modelo chileno que no comparten el entusiasmo de ciertos peruanos por la herencia pinochetista.
El supuesto exitoso modelo chileno ha destruido la ecología andina con su reforestación masiva de especies extrañas para fabricar papel y su envenenamiento de las aguas para criar salmón. Como necesita desesperadamente energía, ahora se pretende construir cinco centrales hidroeléctricas en la Patagonia a pesar de la protesta del sur. La reconstrucción de Concepción después del terremoto es tan lenta como la del Pisco de Alan García. Según la encuestadora Adimark Gfk, a los catorce meses de su mandato la desaprobación de Piñera bordea el sesenta por ciento. Los jóvenes visten cuello y corbata pero son explotados en empleos precarios y “flexibles”. Deben trepar, (competir, le dicen) no discutir.
Pero la nueva generación dista de pensar como los “pepekausas” del Perú. No cree en pamplinas y habla claro. Laura Ortiz, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), ha dicho: “Es preciso realizar una transformación del modelo económico del país; la renacionalización del cobre es primordial para garantizar financieramente los derechos sociales arrebatados”.
Orlando Caputo y Graciela Galarce, economistas de la Universidad de Chile y el centro de estudios Cetes, declararon al diario Clarín de Buenos Aires: “La economía chilena tiene agotamiento relativo (…) Según el Banco Central, ingresan anualmente al país provenientes de los fondos de pensión AFP, o de inversiones chilenas en Argentina, Perú y otros países, 5,650 millones de dólares. Pero salen 25,000 millones”.
El sistema de AFP tiene siete millones de afiliados y hay 3.5 millones sin posibilidad de pensión. A veintisiete años de operar el sistema, las AFP en Chile se hacen cargo apenas del cinco por ciento de los adultos mayores de sesenta y cinco años. No han disminuido las obligaciones del Estado: hoy Chile destina a jubilaciones un seis por ciento del PBI, un tercio del gasto público total. Ya hay 1.5 millones de afiliados a las AFP socorridos por el Estado. ¿Qué va a pasar cuando sean 3.5 millones?
Desde su creación el sistema concentró capital en manos de los amigos de Pinochet. Por eso mientras los accionistas de las AFP reunieron 69,000 millones de dólares y acumularon ganancias por 15,000 millones, la jubilación promedio es apenas el equivalente a cien dólares y el cincuenta por ciento de los aportantes no tiene acceso a una pensión mínima.
Ése es el modelo chileno. Ahora es modelo de movilización, rebeldía y protesta, como los indignados de España, los trabajadores de Grecia, los colegiales de Inglaterra. ¿Qué les parece?.
Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/
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