Andrei Fediashin, RIA Novosti
En los días 12 y 13 de junio los italianos votaron en el referendo nacional y los resultados del plebiscito no dejan lugar a dudas: Italia está cansada de su primer ministro Silvio Berlusconi.
En términos jurídicos se trata, de momento, de una “separación”, porque para un divorcio legal hacen falta los comicios generales. Y, dadas las circunstancias, parece que éstos no tardarán.
¿Basta Berlusconi?
Los adversarios más acérrimos de “Il Cavaliere” (así es conocido en su país) afirman que el primer ministro todavía tuvo mucha suerte.
Llegó el verano, la temporada de vacaciones, cuando los italianos no están para la política. De convocarse el referendo en otoño Berlusconi perdería su insignificante mayoría en el Parlamento y le llevarían de inmediato a las urnas electorales, como a la guillotina. Todo el mundo espera que esto mismo sucederá a principios, o a finales, de otoño.
Los políticos más “antiBerlusconi” de los centristas, socialistas, izquierdistas, ultraizquierdistas y demás, insisten en la inmediata destitución del gabinete. Según afirman, el plebiscito ya lo puso todo de manifiesto y no tiene ningún sentido esperar las elecciones de 2013, año en que Berlusconi oficialmente termina su mandato.
En el referendo los italianos pudieron pronunciarse con respecto a cuatro cuestiones: el futuro de energía nuclear, la ley del llamado legítimo impedimento (un decreto promovido por el Gobierno que permite a los ministros no acudir a los juicios mientras dura su mandato), la privatización del agua y el aumento de su precio. A todo esto el pueblo dijo un rotundo “no” con una media de 90% de los votos.
Berlusconi, en cambio, necesitaba un “sí” a las cuatro propuestas sometidas a la consulta popular, así que los resultados del plebiscito es una derrotasin paliativos del primer ministro italiano. De acuerdo con la legislación de Italia, el referendo es válido si en él participa más de 50% de la población.
El quórum necesario fue superado con un 57%. Y eso a pesar de que todos los medios de comunicación controlados por el primer ministro (que representan el 90% de todos los medios nacionales) hasta el día de la votación hicieron caso omiso del evento y todos los partidarios de “Il Cavaliere” siguieron su consejo de no acudir a las urnas.
Este hecho evidencia que la mayoría de los electores italianos no apoya la política de su primer ministro. En cualquier país europeo el jefe de gobierno dimitiría tras conocerse los resultados tan aplastantes. Tanto más que no es la primera derrota y tampoco la primera señal de que Italia está “hastiada”.
Hace tan sólo un par de semanas, el 30 de mayo, la derecha de Berlusconi perdió la alcaldía de Milán, la ciudad natal y bastión electoral del jefe de gobierno, y fue derrotada en Nápoles.
La coalición del primer ministro en el Parlamento se sostiene sólo gracias al apoyo de la ultraderecha y separatista “Liga del Norte”. Sin embargo, entre sus diputados y militantes ya se oyen voces de que Umberto Bossi, líder del partido, debería alejarse de Berlusconi para que el partido quede a flote. Porque debido al vínculo con el apasionado Silvio la “Liga” va perdiendo apoyo en el norte.
No obstante, el jefe de gobierno italiano sigue luchando a sus 74 años (en septiembre cumplirá los 75) como lo hizo a los 30, a los 40 y los 50. Declaró que hay que respetar la voluntad del pueblo y que Italia, seguramente, tendrá que despedirse de la energía nuclear, pero no de él, Silvio Berlusconi.
Despedida de la energía nuclear
No es la primera vez que Italia intenta abordar el problema de la generación de energía pero el intento termina en un fracaso.
En 1987, justo después de la catástrofe acaecida en la central nuclear de Chernóbil (1986), en el país se convocó el referendo sobre al posibilidad de construir plantas nucleares.
No fue ninguna sorpresa que los italianos hubieran votado en contra. Ahora, tras el siniestro de Fukushima, tampoco nadie esperaba que dijeran “sí”.
Italia ha sido el primer país desarrollado que, después del desastre en Japón, sometió al referendo nacional la cuestión de la energía nuclear. Anteriormente la renunció Alemania pero fue una decisión aprobada por el gobierno.
Hace cinco años Berlusconi hizo público los planes de construcción, con la ayuda de Francia, de 10 centrales nucleares en el país que cubrirían hasta una cuarta parte de las necesidades energéticas de Italia. Las primeras plantas tendrían que ser empezadas en 2013.
La energía eléctrica en Italia es la más cara en la UE y ahora el futuro energético del país es más que confuso. Se podría construir unas plantas ecológicas que no usen carbón, petróleo ni uranio. Pero es muy caro y tardará mucho.
El rechazo de la energía nuclear ya es una tendencia común en Europa. Aunque los expertos aseguran que tiene que pasar cierto tiempo hasta que se apacigüen las aguas después de Fukushima para volver al tema de la energía nuclear.
Porque en realidad hay países (Italia está entre ellos) que no tienen alternativas serias a las centrales nucleares.
La sed seguirá aumentando
Entre los expertos tampoco hay unanimidad en la valoración del rechazo que mostraron los italianos hacia la privatización de los recursos acuáticos y el nuevo sistema de tarificación.
No es que Italia se siga abasteciendo de agua por los acueductos de la Roma antigua pero las tuberías, canales, depuradoras están muy deteriorados sin que el estado dispusiera, ni fuera a disponer, de los medios necesarios para su reparación completa.
Además, Italia no posee tanta riqueza acuática como, por ejemplo, Finlandia, así que su sed seguirá aumentando.
La reacción del pueblo ante las propuestas del referendo referentes al agua tiene más de emociones que de pragmatismo, que, por otra parte, nunca ha sido muy propio de los italianos. Lo único que prueba esta reacción es que Italia no aguanta más a Silvio Berlusconi.
El relevo de Il Cavaliere
Il Cavaliere sedujo a Italia en tres ocasiones. Fue primer ministro en los años 1994-95, 2001-2006 y lo es ahora, desde la primavera de 2008. Sólo Benito Mussolini ocupó el puesto del jefe de gobierno más tiempo que él, en los tres mandatos acumulados (21 años).
Los italianos durante mucho tiempo tomaron al impredecible, presumido, insolente, mujeriego y egoista Berlusconi y sus salidas como una especie de “postre” después de los pesados, aburridos y falsos debates políticos.
Pero el “postre” empieza a cansar cuando va de la mano de los procesos judiciales (hay cuatro abiertos ahora mismo). Además, Il Cavaliere, que va presumiendo de su impunidad, es infinitamente ambicioso y fanfarrón. Es difícil respetar al primer ministro del que se ríe toda Europa.
Y no fue muy difícil: en los últimos 12 años los partidos del centroizquierda cambiaron de líder ocho veces. Si Berlusconi a muchos caía mal, los centristas e izquierdistas – fatal.
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