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domingo, 3 de abril de 2011

Violaron 96 garantías de Jesús de Nazareth

No tuvo abogado, no lo acusaron de un delito concreto, no hubo sentencia como tal, lo torturaron... Por todo esto, Jesús habría obtenido 92 amparos

CIUDAD DE MÉXICO, 3 de abril.- Cuando Jesús fue crucificado, no existían las organizaciones no gubernamentales (ONG), los medios de comunicación, los ombudsman, ni otra institución que peleara por evitar la tortura que padeció. Tampoco un ministerio público, juicios videograbados ni presunta inocencia.

A más de dos mil años de su proceso, según las leyes penales de nuestro país, se cometieron, al menos, 96 violaciones a los derechos humanos contra el creador de la Iglesia cristiana, con los que él pudo haberse salvado de la condena en el Gólgota.

En entrevista con Excélsior, el penalista José Elías Romero Apis explicó que Jesús de Naza-
reth, nombre con el que fue procesado, no tuvo derecho a un abogado, no hubo dos partes en el juicio y no hubo un delito específico que perseguir en lo que considera “el proceso judicial más importante y famoso de la historia de la humanidad”.

Con todo esto, hoy en día, Cristo hubiera ganado 92 amparos en su favor y generado que su juicio se reiniciara para buscar una nueva sentencia.

En el libro El Proceso de Cristo, editado este año por la casa Porrúa, Romero Apis retrató el modo en el que la justicia mexicana, como la conocemos en el siglo XXI, hubiera llevado el caso de Jesús, y exhibe la estructura jurídica de aquel tiempo.

Tras cinco años de investigación en conjunto con un equipo de diez investigadores documentados en diversas bibliotecas del mundo, este año, el experto en derecho penal y constitucional José Elías Romero Apis publicó su obra. En la oficina del abogado, quien creció con formación católica, hay premios de periodismo y evidencias de su afición por las plumas y los tinteros.

El fiscal, Pilatos

Según registra el libro de 270 páginas, Poncio Pilatos tenía en sus manos salvar la vida del nazareno.

En los tiempos del emperador Tiberio, Pontius Pilatus o Poncio Pilato fue el representante de Roma en la provincia de Judea (una región montañosa al sur de lo que hoy es el Estado de Israel), que vivió bajo el régimen occidental.

Pilatos, como se llama en nuestro país, tenía tres cargos en uno solo, el pretor o juez, encargado de dictar sentencias, gobernador de esa provincia y procurador.

Es como si hoy, en el Distrito Federal, una sola persona ocupara los cargos de Édgar Elías Azar, al frente del Tribunal Superior de Justicia; de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno, y del procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera.

Pilatos fue el encargado de interrogar no sólo a Jesús, sino también a los que comparecieron en el juicio, sus testigos Lucas, Mateo y Juan. El proceso de Cristo exhibe un fragmento de la audiencia entre Pilatos y Jesús.

—Acusado: Yo sólo he venido para dar testimonio de la verdad.

—Procurador: ¿Cuál es la verdad?

—Acusado: Dilo tú.

—Procurador: No calles. Tengo tu vida en mis manos y sólo yo puedo salvarte.

—Acusado: No tienes nada en mis manos. Todo tu poder viene de más arriba. Todo está decidido y tú no puedes cambiar nada.

Eso llevó al funcionario a la famosa escena en la que “se lava las manos”, el funcionario manifestó abiertamente su aversión al pueblo judío. Por lo que le mostró simpatía a Jesús, quien se proclamó rey de este pueblo. Las dos audiencias en este caso fueron públicas.

“Es un proceso oral”, destacó Romero Apis.

Actualmente el sistema mexicano estructura la implementación del sistema de justicia acusatorio, que incluye los juicios orales.

Posteriormente, Jesús fue acusado por el régimen romano por sedición y por pago de tributos contra César, delitos graves en el antiguo imperio.

Delitos contra el preso

En la obra editada por Porrúa, Romero Apis describe los ilícitos que se cometieron en el “seudoprocedimiento” para condenar a Jesús.

Con las leyes de hoy, los responsables de estas irregularidades merecerían una sanción de hasta mil años de prisión.

Ante la ley mexicana, los delitos de quienes se encargaron de “aplicar justicia” en el caso Jesús son traición a la patria en las modalidades de atentado a la soberanía, de suministro de información, por impedir el desempeño de un alto funcionario (Pilatos) y por invitar al desorden público, entre otros. Un total de 54 delitos, incluido el de homicidio calificado, cometido contra Jesús.

Si bien la decisión definitiva fue de Pilatos, él nunca dictó una sentencia condenatoria.

“Con todo ello se consumó no una ejecución, sino un linchamiento, es decir, un asesinato tumultuario sin sentencia declaratoria ni condenatoria”, calificó Romero Apis en su texto.

Violaciones a los derechos humanos

La Constitución mexicana contempla la presunción de inocencia, el nazareno habría tenido derecho a que la autoridad mostrara su culpabilidad, y no a que él demostrara su inocencia.

En sus artículos 14 y 16, esta legislación contempla el derecho al debido proceso. Jesús no tuvo derecho a manifestar sus ideas, a ejercer su libertad de reunión, nunca vio un documento en el que le notificaran su situación.

Tampoco pudo reservarse su derecho a no declarar, nunca tuvo un defensor, fue azotado y golpeado (lo que prohíbe el artículo 22). Tras la oración y última cena en Getsemaní, Jesús fue crucificado.

Para documentarse en textos antiguos, el autor recurrió a textos científicos para comprobar la ubicación de Jerusalem, a 38 grados al norte del Ecuador (a la altura de la ciudad estadunidense de Nueva Orleans).

Los textos revelaron que Jesús fue asesinado a las 15 horas. Lo que pasó a la historia como el Viernes Santo de la Semana Santa, que este año será el 22 de abril. Aún con las irregularidades descubiertas en el siglo XXI, para Jesús no había norma, procurador o sistema que le dieran un rumbo diferente a su vida. “Para el acusado, él ya está condenado. Ni por Roma, ni por Judea, sino por su padre. Si me llamara, sería el abogado de un señor que no lo necesita. Y no le cobraría honorarios por mis servicios”, agregó Romero Apis.

Delitos de Estado

El penalista José Elías Romero Apis, en su libro El Proceso de Cristo, destaca algunos de los delitos cometidos por la autoridad romana contra Jesús, hace más de dos mil años:

- Traición a la patria, en la modalidad de atentado a la soberanía.

- Traición a la patria, por suministro de información.

- Invitación al pueblo judío al desorden público.

- Conspiración.

- Indebida conducta contra un preso.

- Evasión de presos, al liberar a Barrabás.

- Asociación delictuosa.

- Delitos contra otros servidores públicos.

- Robo del manto sagrado y las vestimentas del prisionero, y homicidio.

Derechos humanos

También en el libro sobre el juicio de Cristo, si se le hubiera procesado de acuerdo con las leyes mexicanas de este siglo, se detectaron estas violaciones contra sus garantías:

- La de libertad de manifestación de las ideas, establecida en el artículo 6, por ser perseguido, juzgado y condenado por sus expresiones.

- La de libertad de reunión, establecida en el artículo 9, por habérsele perseguido, juzgado y condenado por sus reuniones con el pueblo.

- La de no ser enjuiciado bajo leyes privativas, establecida en el artículo 13, por habérsele aplicado normas que no eran de aplicación general.

- La de no ser enjuiciado ante tribunales especiales, establecida en el artículo 13, por la secuencia procesal tan especializada y atípica.

- La de ser castigado mediante juicio establecida en al artícu- lo 14, porque el que se sustanció en su contra no fue un verdadero proceso.

- La de cumplimiento de formalidades procesales, establecida en el artículo 14, puesto que estas formalidades fueron violadas irregularmente muchas veces.

- La de ser sometido a tribunales preestablecidos, instalada en el artículo 14, porque no todas las instancias a las que fue sometido Cristo tenían antecedente de establecimiento.

- La de ser castigado con leyes previgentes, establecida en el artículo 14, porque las normas aplicadas en varias ocasiones fueron creándose en el tracto procesal.

- La de no recibir penas analógicas, establecida en el artículo 14, porque varios de los castigos recibidos no estaban pre- vistos para la conducta exacta.

- La de no recibir penas imprevistas, establecida en el artículo 14, puesto que algunas de las penas sufridas ni siquiera estaban decretadas.

- La de exacta correspondencia de las penas, establecida en el artículo 14, porque hubo aplicación vaga e imprecisa sobre todo en la resolución final.

Jesús de Nazareth fue sometido a juicio oral

Éste es un extracto del texto del capítulo X, “La primera audiencia ante Poncio Pilatos”, que se reproduce con autorización del autor y de la editorial.

Los hechos

De esa manera llegaron ante el procurador de Roma, Poncio Pilatos. Son, aproximadamente, las 07:00 horas del viernes de la semana de La Pasión.

Sobre esto, declara el testigo Mateo que “Jesús compareció ante el gobernador, y éste comenzó a interrogarlo. Le preguntó: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Jesús contestó: ‘Tú eres el que lo dice’.

“Los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías lo acusaban, pero Jesús no contestó nada. Pilatos le dijo: ‘¿No oyes todos los cargos que presentan contra ti?’ Pero Jesús no dijo ni una palabra, de modo que el gobernador se sorprendió mucho.”

A su vez, el testigo Marcos dice que: “Muy temprano, los jefes de los sacerdotes los ancianos y los maestros de la Ley (es decir, todo el Consejo o Sanhedrín) celebraron consejo. Después de atar a Jesús con cadenas, lo llevaron y lo entregaron a Pilatos.

“Pilatos le pregunto: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Jesús respondió: ‘Así es, como tú lo dices’. Como los jefes de los sacerdotes acusaban a Jesús de muchas cosas, Pilatos volvió a preguntarle: ‘¿No contestas nada? ¡Mira de cuántas cosas te acusan!’” Pero Jesús ya no le respondió, de manera que Pilatos no sabía qué pensar. Cada año, con ocasión de la Pascua, Pilatos solía dejar en libertad a un preso, a elección del pueblo. Había uno, llamado Barrabás, que había sido encarcelado con otros revoltosos por haber cometido un asesinato en un motín.

Cuando el pueblo subió y empezó a pedir la gracia como de costumbre, Pilatos les preguntó: “¿Quieren que ponga en libertad al rey de los judíos?” Pues Pilatos veía que los jefes de los sacerdotes le entregaban a Jesús por una cuestión de rivalidad.

Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que pidiera la libertad de Barrabás. Pilatos les dijo: “¿Qué voy a hacer con el que ustedes llaman rey de los judíos? La gente gritó: ‘¡Crucifícalo!’ Pilatos les preguntó: ‘Pero ¿qué mal ha hecho?’ Y gritaron con más fuerza: ‘¡Crucifícalo!’”

El testigo Lucas se manifiesta de manera similar.

“El Consejo en pleno se levantó y llevaron a Jesús ante Pilatos. Allí empezaron con sus acusaciones: ‘Hemos comprobado que este hombre es un agitador. Se opone a que se paguen los impuestos al César y pretende ser el rey enviado por Dios. Entonces, Pilatos lo interrogó en estos términos: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Jesús le contestó: ‘Tú eres el que lo dice’.

“Pilatos se dirigió a los jefes de los sacerdotes y a la multitud. Les dijo: ‘Yo no encuentro delito alguno en este hombre’. Pero ellos insistieron: ‘Está enseñando por todo el país de los judíos y sublevando al pueblo. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí’.

“Al oír esto, Pilatos preguntó si aquel hombre era galileo. Cuando supo que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió, pues Herodes se hallaba también en Jerusalén por aquellos días.”

Es, como se ha visto, que el testigo Lucas es quien declara que Jesús fue enviado por Poncio Pilatos ante Herodes Antipas.

El testigo Juan declara.

“Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al tribunal del goberna- dor romano. Los judíos no entraron para no quedar impuros, pues ése era un lugar pagano, y querían participar en la comida de la Pascua. Entonces, Pilatos salió, donde estaban ellos, y les dijo: ‘¿De qué acusan a este hombre?’

“Le contestaron: ‘Si éste no fuera un malhechor, no lo habríamos traído ante ti’. Pilatos les dijo: ‘Tómenlo y júzguenlo según su ley.’ Los judíos contestaron: ‘Nosotros no tenemos la facultad para aplicar la pena de muerte’.

“Con esto se iba a cumplir la palabra de Jesús dando a entender qué tipo de muerte iba a sufrir.

“Pilatos volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Jesús contestó: ‘¿Viene de ti esta pregunta o repites lo que te han dicho otros de mí?’ Pilatos respondió: ‘¿Acaso soy yo judío?’ Tu pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?’”

“Jesús contestó: ‘Mi realeza no procede de este mundo. Si fuera rey como los de este mundo, mis guardias habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reinado no es de acá’”.

“Pilatos le preguntó: ‘Entonces ¿tú eres rey?’ Jesús respondió: ‘Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz’. Pilatos dijo: ‘¿Y qué es la verdad?’”

Éste es el momento más críptico del breve diálogo entre estos dos hombres. La aseveración de una verdad inentendible para Pilatos y la pregunta que todavía resuena y que no ha encontrado res- puesta después de dos mil años. ¿Quid est veritas?

Prosigue Juan. “Dicho esto, salió de nuevo donde estaban los judíos y les dijo: ‘Yo no encuentro ningún motivo para condenar a este hombre. Pero aquí es costumbre que en la Pascua yo les devuelva a un prisionero. ¿Quieren ustedes que ponga en libertad al Rey de los Judíos?’ Ellos empezaron a gritar: ‘¡A ése no! Suelta a Barrabás’. Barrabás era un bandido”.

El informante Jaim Cohen nos da su versión

“Jesús fue juzgado en el tribunal de Poncio Pilatos, el gobernador romano, y él fue quien lo condenó a la crucifixión. Éste es un hecho común a los cuatro Evangelios, y nadie lo pone ya en duda.

“Jesús fue entregado al tribunal romano por los judíos, y también respecto a este hecho coinciden todos los Evangelios, lo que no significa nada especial, pues ya vimos que los judíos recibieron a Jesús en custodia de manos de los romanos que lo habían arresta- do, y debían devolverlo a sus manos.”


Verónica Mondragón

2011-04-03 05:00:00

Fuente: (Excelsion de México) http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=726963&rss=1&utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

viernes, 25 de septiembre de 2009

Seis venezolanos vejados en Madrid

Seis venezolanos que iban a hacer turismo a España están retenidos en un cuarto del aeropuerto de Barajas desde hace 72 horas. No tienen acceso a su equipaje y reciben un trato pésimo de las autoridades.

Lo poco que les dicen es que no llevan los euros suficientes, aunque también alegan que la decisión de no dejarlos pasar es “por culpa de Chávez”. Este diario conversó, vía telefónica, con varios de los venezolanos “encarcelados” en Barajas, como Christian Bueno, quien narró que al bajar del avión de Conviasa fue interrogado. Al decir que llevaba 350 euros, el resto en la tarjeta de crédito y que era de Venezuela, le tacharon el pasaporte y fue pasado al cuarto. Otros, que ya regresaron de la misma experiencia, denunciaron ante el Consulado general en Caracas y el Min-Turismo. El Gobierno exigió explicaciones.

Hasta ayer había seis personas detenidas en el terminal aéreo. Son encerrados días y devueltos al país.

Cuatro días encerrados en una sala con ventana de vidrios blindados, sin vista exterior, hacinados y con la misma ropa de hace más de 72 horas, sin ducharse, ni cepillar sus dientes porque sus equipajes fueron confiscados, al igual que sus celulares, medicamentos, pasaportes y otros documentos.

En esa situación están actualmente cuatro venezolanos en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, España, más dos muchachas, también venezolanas que se sumaron en la mañana de ayer a la misma agonía que a diario viven unos 70 a 80 sudamericanos, más algún africano y un eventual vietnamita, cuyos sueños de placer en un viaje turístico, no pasan el filtro de Migración, por el pecado de no tener “suficiente dinero” para pisar Europa.

Así lo denunció a Panorama, Christian Bueno, de 29 años, quien relató lo que calificó como el “infierno de Barajas”, mediante uno de los tres teléfonos que tienen en la sala de Migración, ubicada en el último piso del terminal aéreo ubicado a 12 kilómetros del centro de Madrid.
Él reside en las residencias California de Caracas, y es un licenciado en Educación que el pasado viernes dispuso pasar una semana en España. Salió de Maiquetía en el vuelo 3010 de Conviasa a las 5:00 de la tarde y llegó al mediodía del sábado a Barajas.
“El infierno” comenzó cuando le preguntaron: ¿A qué viene? , ¿quién lo invitó? , ¿cuánto dinero traes ? , ¿y de dónde vienes?
“Vine de turista. No tengo invitación. Mi efectivo son 350 euros y mil dólares en la tarjeta de crédito”.
Y el último pecado capital: “Vengo de Venezuela”.
Sin ninguna explicación la respuesta fue: “Póngase a la derecha”. ¿Pero por qué? ¿Qué hice? —preguntó Christian— Vas a subir al cuarto piso y allá tendrás un abogado.
“ Me quitaron el celular y con él la posibilidad de llamar a mi familia y amigos, todos los aparatos electrónicos como cámara, ipod, relojes, más el equipaje, medicamentos, el pasaporte y documentos”, denunció Bueno.

Marco Pulido, de 29 años, un técnico dental, que vive en el sector Santa Eduviges del municipio Sucre, cerca de Caracas, también pasó por la misma humillación durante 48 horas la semana pasada y luego fue devuelto a Venezuela, perdiendo hasta 20 mil bolívares en pasajes y reservaciones de hotel.
Recuerda con precisión el área del cautiverio: “El área común —donde están excluidos todos los extranjeros objetados por Migración— es un cuarto de 30 metros cuadrados, con sillas pegadas a las paredes amarillas, donde están los tres teléfonos, un televisor que nadie determina porque cada quien, unos llorando y otros peleando, se ocupan en su tragedia personal. La temperatura estaba a unos 11 º C, que para nosotros es bastante frío, sin acceso al equipaje para buscar ropa de abrigo”.
“La sala tiene entrada a ocho cuartos con cuatro camas cada uno. Pero cuando llegué ya estaban ocupadas por personas que tenían hasta 14 días encerradas. Al pasar el día se fueron retirando y pude sentarme en uno, pero eran unos catres incómodos y poco aseados”.
“Hay un baño para mujer y otro para hombres, cada uno con dos sanitarios y una ducha. Pero ¿cómo nos íbamos a duchar si nos quitaron todo? ”.

Maritza Aguilar, de 51 años, es una ejecutiva de ventas que vive en Valencia y estuvo en el mismo grupo de venezolanos detenidos donde estuvo Marco. Viajaron en el vuelo 1332 de la aerolínea Santa Bárbara, y hacen notar que las personas detenidas sólo fueron los de las aerolíneas venezolanas. Ningún detenido viajó con Iberia.

Aguilar cuenta que en la sala de Migración había seis escritorios, cada uno con un abogado y un policía encargado de reirse de todos los casos, mandarlos a todos a callar y por las noches a dormir. Otros dejaban ver con desparpajo, su xenofobia al decir: “Éso les pasa por elegir a un presidente que les da poco dinero para viajar”. “Los dólares que traen ustedes, siempre son falsos”.
“Nos hacían firmar un documento en el que el pasajero reconoce que está ingresando ilegalmente, para permitirles el regreso a sus países. Le preguntaba a la abogada por qué estaba pasando eso y me respondió: Lamentablemente te tocó”.

Ya de vuelta a Caracas, Maritza cuenta su aprendizaje: “Entendí cuánto daño puede hacer alguien, sólo por juzgar”.
Mientras hoy, Maritza tiene tiempo para la reflexión, Christian y sus otros cuatro compatriotas venezolanos siguen en aquella sala fría.
No tienen acceso a su equipaje y reciben un trato pésimo de las autoridades.“No hay vuelos de Conviasa porque supuestamente la aerolínea se declaró en bancarrota. Entonces nos dieron como fecha de retorno, este viernes 25. Si la embajada no nos consigue un vuelo mañana (hoy) serán seis días en el infierno”.

http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?32978