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martes, 28 de julio de 2009

Colombia, el balcón que nos vigila

Por: José Vicente Rangel

El Fantasma

Un fantasma recorre la región. En especial la andina. El fantasma del anticomunismo reciclado en antichavismo. O con la máscara del antichavismo que, a los fines de las oligarquías locales, empresarios inescrupulosos, cúpula fascista de la Iglesia católica y la internacional mediática, es lo mismo. La reacción frente a ese fantasma tiene muchos rostros. Uno en Argentina, donde arremete contra los Kirchner. Otro en Brasil, donde ataca por mampuesto a Lula. Igual en Paraguay y Bolivia, donde las víctimas son Lugo y Morales. Lo mismo Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua. ¿Y qué decir de la descalificación racista de los gobernantes caribeños? También Honduras, donde el presidente constitucional es derrocado por ser un presunto "títere" de Chávez. Todas estas aventuras desestabilizadoras se ejecutan o planean bajo el signo del antichavismo.

Colombia y su Estrategia
Pero donde la actitud ante el fantasma es más inquietante, por su carácter estrategico, es Colombia. La coherencia ideológica de parte de su liderazgo, su definido perfil reaccionario, y los reflejos antivenezolanos siempre latentes en su clase política, confiere al vecino un protagonismo que excede lo retórico. Quienes hacen y ejecutan la política interna y exterior de Colombia están consciente de lo que representa el actual proceso venezolano. Que implica que a su lado se desarrolle una experiencia contraria a lo que allá ocurre.

Tal situación es un reto para una oligarquía acostumbrada a resolver con la violencia los conflictos sociales y politicos internos. Esa conducción sabe lo que tiene que hacer como respuesta, y lo hace con la peculiar habilidad y falta de escrúpulos con que suele comportarse. Esa conducción, expresión condensada del uribismo, ensaya varias respuesta al proceso bolivariano en medio de enfrentamientos que casi provocan la ruptura de relaciones, de sinuosas posiciones en los temas económicos y financieros, y, también, la zalamería cuando la cuerda se tensa demasiado. Lo cierto es que en medio de choques abruptos y lunas de miel, el gobierno de Uribe sigue adelante en una peculiar escalada antichavista.

Situaciones Concretas
Veamos: 1) Sin pestañar siquiera, la oligarquía colombiana estimula la campaña que presenta a Venezuela como factor clave del narcotráfico. Con singular caradurismo manipula un tema donde Colombia es la nación en el banquillo. 2) Igual con el tema de la guerrilla, las Farc y la violencia. Históricamente el Estado venezolano evitó involucrarse en el conflicto interno colombiano -más bien somos víctimas.

Así fue en la IV y, ahora, en la V República. Pero la dirigencia colombiana endosa a Venezuela responsabilidades que ésta no tiene, y lo hace con el deliberado propósito de afectar la imagen del país. 3) Irresponsablemente el Estado colombiano facilita el desplazamiento hacia Venezuela del paramilitarismo desmovilizado en su territorio, con las desastrosas consecuencias que todos conocemos. Al igual de lo que sucede con el narcotráfico, el delito común, el sicariato, el paramilitarismo, Colombia, que genera y exporta delito, drena a Venezuela esa terrible realidad. Pero con insólita mezcla de habilidad y desfachatez, el Estado colombiano se presenta como víctima mientras sus vecinos serían los verdugos.

El Peligro Mayor
Aterrizo con lo más importante. Lo que representa mayor peligro para la región andina y, en especial, para Venezuela: las Bases Militares de EE.UU. instaladas en Colombia. El fin de la concesión de Manta por el gobierno ecuatoriano, significó el traslado a Colombia de esa infraestructura militar.

A partir de ese momento se multiplican en territorio colombiano las Bases norteamericanas. A las que operan en Larandia (Sur) -donde se ubica la llamada "inteligencia técnica" del Pentágono- y Tolemaida (Centro), con efectivos militares, instructores y contratistas gringos, se agregan por reciente acuerdo entre los dos paises, las Bases de Malambo (Atlántico), Palaquero (Cundinamarca), Apiay (Meta).

Otra Base, la más grande, está en Tres Esquinas, Caquetá, y hay otra en Villavicencio. Además, las fuerzas norteamericanas cuentan con las instalaciones navales de la Armada en Cartagena (el Caribe) y Málaga (el Pacífico).
El centro de las operaciones está en la Base de Palanquero con capacidad para 60 aviones y una pista de 3.500 metros que permite el despegue y aterrizaje de tres aeronaves al mismo tiempo.

Fracaso Interno y Proyección Externa
Ante este dispositivo armado, estratégicamente ubicado e infinitos recursos tecnológicos y logísticos, ¿cómo queda la región andina, cómo queda Venezuela? También, ¿cómo queda Colombia? Importantes sectores politicos de esta nación han denunciado la gravedad de la situación. Ejemplo: el senador liberal Juan Manuel Galán y el dirigente de la U, Jairo Clopatofsky, opinan: "La soberanía colombiana está marchita; la estamos entregando". Y el excandidato presidencial Carlos Gaviria, dirigente del Polo Democrático, sostiene: "Nos estamos comportando como un país súbdito de Estados Unidos".

Para Ecuador la amenaza es creciente -ya sufrió en carne propia la agresión. También para Venezuela. La explicación, tanto del gobierno norteamericano como del colombiano, de que se trata de una operación para combatir el narcotráfico y el terrorismo, nadie la cree. Este Plan, concebido con el pretexto de luchar contra ambos fenómenos, fracasó. Después de años e inversión de fabulosos recursos su saldo es frustrante.

Ahora hay más hectáreas sembradas de coca y amapola y la producción de droga se expandió e inunda los mercados mundiales. Tampoco la ayuda militar acabó con la guerrilla que, más allá de los últimos reveces, mantiene presencia y operatividad en distintas regiones del país. En cambio, la proyección militar sobre la región andina y los vecinos, es amenazante. Semejante dispositivo desborda las previsiones internas y corresponde a la concepción estratégica de dominación mundial de EE.UU. y control de la región andina.

El Blanco: Venezuela
El fortalecimiento del dispositivo militar y de inteligencia de USA en Colombia tiene en la mira a Venezuela, a su proceso revolucionario, el cual constituye un dolor de cabeza para la derecha latinoamericana y, por supuesto, para Washington. Si alguien duda acerca del propósito que inspira la conversión del territorio colombiano en una gran base militar norteamericana, basta leer lo dicho por alguien insospechable de izquierdismo, el precandidato presidencial liberal y exministro de Defensa de Colombia, Rafael Pardo: "Es un inmenso error diplomático.

Una cosa es la cooperación para actuar en nuestro territorio, que es necesaria y justa, y otra alquilar el territorio para observar a los paises". Pardo remata así: "Es como prestarle el balcón del apartamento a un señor de afuera de la cuadra para que vigile a los vecinos". Para los venezolanos se trata de un tema de seguridad y defensa prioritario. No cabe duda. Y así lo acaba de asumir Chávez.

Fuente: http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?29471

jueves, 21 de mayo de 2009

¿Cuántas ojivas nucleares quedarán por fuera antes de la cumbre de Medvédev con Obama?


Andrei Fediashin, RIA Novosti.

A pesar de que parece ser lo mismo, el deseo de hallar un compromiso y la capacidad de aceptarlo, en realidad son cosas muy diferentes.

Lo anteriormente dicho tiene aplicación directa a las propuestas de reducir el arsenal estratégico nuclear de Rusia y Estados Unidos.

Lo primero (el deseo) en la mayoría de las veces no permite lograr lo segundo (el compromiso), porque los métodos y la aritmética empleada para contabilizar la correlación de las fuerzas nucleares de ambos países es una labor muy complicada.

A juzgar por los resultados de las primeras consultas entre expertos en formato completo de EEUU y Rusia para la redacción de un nuevo tratado de reducción del arsenal estratégico nuclear (STAR) celebradas en Moscú el 19 y 20 de mayo, ambas partes tienen el "deseo" de lograr un compromiso, pero a cada uno de los bandos le falta un poco de "disposición".

Y no es extraño. Situaciones semejantes ya ocurrieron en negociaciones similares anteriores, ya que ese tipo de obstáculos son predecibles especialmente en la etapa inicial de cualquier tipo de negociaciones de desarme.

Además, nadie ha dicho ni pudo decir que la reducción del armamento estratégico nuclear de Rusia y EEUU es un asunto fácil y rápido.

No es suficiente que a diferencia de Bush que no habló de reducciones, Obama se diga de repente, "propongo reducir", establezca incluso el nivel mínimo de hasta 1.000 ojivas y piense que el asunto se resolverá únicamente viajando a Moscú.

Por lo visto, los expertos rusos y estadounidenses todavía tendrán que trabajar muy seriamente en la elaboración del nuevo tratado de desarme nuclear. Existen puntos afines, pero hay asuntos que todavía no encuadran, así que todavía faltan más rondas de negociaciones, y probablemente, serán más que una.

El término "formato completo" empleado más que todo por EEUU, quiere decir que en la delegación participan expertos del Departamento de Estado (política), del Pentágono (contabiliza el arsenal nuclear y aspectos militares) y el Ministerio de Energética encargado de producir y guardar las ojivas nucleares, como también la verificación y control de su destrucción.

Ahora, en base a las posturas expuestas en las consultas de Moscú las partes negociadoras preparan un informe para la cumbre Medvédev-Obama del 6 al 8 de julio en Moscú y los presidentes, en base a este informe, decidir la cantidad y la forma en que se reducirá el arsenal nuclear estratégico de EEUU y Rusia.

En términos generales, se puede afirmar que Rusia y EEUU lograrán un compromiso en relación al tratado que debe sustituir el tratado START-1 firmado en 1991, en vigor desde 1999, y cuya vigencia caduca el 5 de diciembre del presente año.

Ambos gobiernos están obligados a hacerlo, pues si no se aprueba un tratado de reemplazo, se verán ante la extraña situación de quedar sin mecanismos jurídicos para controlar el número de ojivas nucleares en poder de cada una de las partes.

Más o menos, está claro cuál será el nivel mínimo de reducción del arsenal nuclear estratégicos de Rusia y EEUU. Según los términos establecidos por el START-1 su nivel es de 6.000 ojivas y 1.600 portadores para cada una de las partes.

Ahora, las partes están de acuerdo en reducir sus ojivas nucleares hasta 1.500 unidades cada uno, ya que es muy poco probable que se logre cumplir la propuesta hecha por Obama en Praga el pasado mes de abril, cuando dijo que las potencias deberían reducir sus arsenales atómicos hasta 1.000 ojivas para cada uno.

Y no porque sea imposible, o porque esa reducción debilite la seguridad de ambos países.

Simplemente frente a una reducción tan radical, EEUU deberá renunciar a uno de los componentes de su "tríada nuclear", los misiles balísticos de emplazamiento en tierra, los misiles emplazados en submarinos o los miles trasportados por aviones estratégicos de la Fuerza Aérea.

Para cada una de tríada nuclear estadounidense, será muy problemático el mantenimiento de una cantidad reducida de ojivas nucleares y la liquidación de una de ellas por "baja rentabilidad", enfrentará a Obama contra el Pentágono, la Armada o la Fuerza Aérea, sectores influyentes del complejo industrial militar e incluso el Congreso.

A diferencia de la Administración Bush que nunca abordó este tema, los estadounidenses ahora están dispuestos a negociar también reducciones en la cantidad de los portadores nucleares.

Según informó la jefa de la delegación estadounidense, la asesora de la Secretaria de Estado para asuntos de comprobación y control de acuerdos sobre armamento Rose Gottemoeller, en las negociaciones de Moscú se habló de reducciones de misiles balísticos intercontinentales de emplazamiento en silos, misiles en submarinos nucleares y misiles nucleares instalados en bombarderos estratégicos

Por el momento, los negociadores estadounidenses no están dispuestos a incluir en el sistema de registro y control las ojivas nucleares que se encuentran guardadas en arsenales, y sólo aceptan que las ojivas instaladas en los correspondientes portadores se tengan en cuenta en los procesos de control y verificación.

Para Moscú esto supone un serio obstáculo, sin embargo aún es posible lograr un compromiso.

Para la parte rusa otro obstáculo importante son los planes de los estadounidenses de emplazar cargas convencionales en misiles balísticos estratégicos, porque en este caso, se complica el proceso de identificación, verificación y control de este tipo de cohetes (cómo distinguir el que lleva carga nuclear y cual no), pero incluso en este asunto, también es posible encontrar una solución adecuada para las partes.

En general, la situación se encuentra en el punto en el que ambos bandos quieren llegar a serios compromisos.

Independientemente del punto de vista, el nuevo acuerdo de desarme nuclear es más importante para Rusia que para EEUU.

En cuanto a armamento convencional, nosotros ya estamos rezagados con respecto a EEUU, y esa misma situación impera en los procesos de modernización del armamento nuclear a todos los niveles y actualmente, tenemos una cantidad menor de ojivas nucleares.

Según las últimas estimaciones, para 2009 Rusia cuenta con 3.909 ojivas nucleares y 814 portadores, mientras que EEUU posee 5.576 ojivas y 1.198 portadores. A partir de estas cifras, es evidente que cualquier reducción será ventajosa para Moscú.

En cualquier caso, EEUU tendrá que reducir una cantidad mayor de ojivas nucleares. Además nosotros no tendremos que gastar una cantidad colosal de recursos en la producción de ojivas nuevas, y a pesar de que debemos modernizar nuestro armamento, con el nuevo tratado STRAT ganaremos más.

Por esta razón, es poco comprensible la obstinación que demuestra la parte rusa al insistir que la firma de cualquier nuevo tratado de reducción nuclear estratégica debe tener en cuenta el programa de defensa antimisiles de EEUU (DAM) en Polonia y la República Checa y los programas para la militarización del cosmos.

Al mantener esta postura, nosotros mismos nos acorralamos y le damos ventajas a Washington al elevar el "monto" de nuestras exigencias con el DAM que todavía no se ha emplazado.

En el caso de que ocurra una ruptura en las negociaciones, Moscú perderá más que Washington, entre otras cosas, en plano de su imagen.

Actualmente, la prensa occidental difunde la opinión de que para Rusia no tiene sentido apresurarse con la firma del el tratado, porque puede entorpecer su programa para la modernización de su armamento nuclear, y que la aparición de obstáculos que impidan la firma del mencionado documento es más favorable al Kremlin.

A juzgar por la escasa información filtrada de las consultas celebradas en Moscú, las partes, o bien en la cumbre Medvédev- Obama o un poco más tarde, los presidentes adoptarán una solución intermedia mediante la firma de un acuerdo marco que sirva de base para que continúe el trabajo sobre el nuevo tratado en 2010.

Un acuerdo de intenciones ya es algo, y siempre será mejor si no se firma nada, aunque queda la esperanza de que estamos hablando de pronósticos equivocados.

Fuente: http://sp.rian.ru/analysis/20090521/121694913.html