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domingo, 23 de octubre de 2011

¿Bruselas? ¿Hay alguien ahí?


CLAUDI PÉREZ

Sostiene Leonard Cohen que "igual que un hombre no es un DNI, una calificación de deuda no es un país". Y sin embargo, estos son tiempos de incertidumbres en los que esos conceptos tienden a confundirse. Europa se enfrenta hoy a un día importante para aclararse con su DNI y de paso con su deuda: los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen en Bruselas para dilucidar, entre la cumbre de hoy y la del próximo miércoles, el destino de esa moneda sin patria -sin DNI-, el euro, en plena crisis de identidad por los problemas de su deuda pública, de sus bancos y por las dudas sobre su capacidad para gestionar la crisis y deshacer el entuerto. En el tablero hay multitud de jugadores, todo tipo de reglas e intereses creados, efectos colaterales y demás: el arte de la política -política económica, en este caso- suele ser apasionante. Y desesperante: la respuesta pusilánime de la UE es hasta este momento la tónica, con Bruselas y los líderes empeñados en aplazar una solución que no llega y que a medida que pasa el tiempo se complica. Y se encarece. Esta es una tentativa de resumen de lo que está en juego. Que es mucho.

- Grecia, capítulo final (o no): Una economía que supone el 2% del PIB europeo y el 0,5% del PIB mundial ha puesto en jaque el proyecto europeo. Grecia no puede pagar sus deudas, que se encaminan al 200% de su PIB, y necesita una quita: pagará finalmente la mitad de lo que debe, o menos, en la primera suspensión de pagos de un país europeo en muchos, muchos años. Grecia necesita ayuda, pero los ortodoxos alegan problemas de riesgo moral: si se le da dinero gratis nunca hará las reformas necesarias. Con esa excusa, Europa y el FMI le han impuesto una cura a base de ricino: un plan de recortes y austeridad draconiano, durísimo, que prácticamente le condena a una larga recesión que durará años. Y sin crecimiento es muy difícil pagar las deudas: eso es lo que viene a llamarse un círculo vicioso en toda regla.

El primer plan de rescate llegó en 2010. Fue un desastre: imponía créditos a devolver con tipos de interés punitivos. Hace tres meses llegó un segundo plan de ayudas: más dinero, pero esta vez con la exigencia de que el sector privado (esto es, la banca) asumiera parte de la factura, con una quita de la deuda del 21%. Apenas un trimestre después se constata que esa fórmula no ha funcionado: la crisis griega es durísima, la deuda sigue creciendo a toda velocidad y los países europeos deben pactar ahora una quita no inferior al 50% para devolver a Atenas a una situación "sostenible". Falta saber si los bancos aceptarán eso voluntariamente o no. Francia quiere un plan voluntario: sus bancos nadan en deuda de Grecia y de lo contrario París (y el BCE) sostiene que el efecto contagio sería muy duro. Alemania aboga por la receta más dura: una quita obligatoria de hasta el 60%, a la que se opone el BCE para evitar el temido pánico en los mercados, cuya respuesta se verá tan pronto como mañana lunes. Lo más probable es una solución intermedia: una quita fuerte, del 50%, pero con un calendario de repago amplio para que Grecia pueda salir del pozo, y a la vez apoyo para los bancos (con una recapitalización para evitar el pánico en los mercados).

- La banca gana: En el principio fue la crisis financiera: el huracán llevó a los países del Atlántico Norte a dar a los bancos todo tipo de ayudas. La crisis bancaria derivó en crisis económica. Y entre lo que los Estados pagaron para salvar sus bancos y lo que pagan para suavizar el batacazo (prestaciones por desempleo, menores ingresos impositivos y demás) ha llegado una crisis fiscal de aúpa: problemas en los mercados de deuda, que ya no confían en los bonos europeos de algunos países. Y eso lleva de nuevo a los bancos, poseedores de la mayor parte de la deuda pública, hasta anteayer el activo financiero más seguro del mundo y ahora con su credibilidad en entredicho. La crisis bancaria ha vuelto. Se trata, en la mayoría de los casos, de un problema grave de liquidez, pero en algunas entidades y con el estrés actual eso puede derivar con rapidez en una crisis de solvencia (como ha ocurrido con Dexia). De ahí la desconfianza de los mercados, las caídas de las Bolsas, la apuesta de la UE por recapitalizar sus bancos para que vuelva la confianza, para que desaparezca la sensación de miedo.

Pero esa recapitalización tiene varios problemas: si se obliga a los bancos a dotarse de más capital cerrarán el grifo del crédito, y la recesión puede ser peor. Además, es difícil decir de cuánto dinero se trata: eso depende de cuán dolorosa sea la crisis de la deuda pública. En un principio, solo Grecia va a dejar de pagar sus bonos. Pero las autoridades europeas pretenden que los bancos tengan colchones de capital para amortiguar el golpe que supondría un recorte en los países con problemas: Portugal e Irlanda, y en menor medida Italia y España. El problema es que eso supone estigmatizar la deuda de esos países: si la UE decide que es posible que una parte de la deuda puede que no se pague, los inversores interpretarán que efectivamente eso va a ser así. La teoría de la profecía autocumplida. El pez que se muerde la cola. Lo más probable es que finalmente haya una recapitalización blanda: 100.000 millones de euros, cuando el FMI y otras estimaciones cifran las necesidades en 200.000, hasta en 300.000 millones, para que los ratios de capital sean los adecuados. La UE quiere un colchón de capital de máxima calidad del 9% para los grandes bancos, los llamados sistémicos, los demasiado grandes para caer: los que pueden llevarse a un país por delante. ¿Hay que meter más dinero es esos bancos, y sobre todo ese dinero tiene que salir del bolsillo de los contribuyentes? El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dijo hace unos meses que la ciudadanía europea no está preparada para una segunda ronda de ayudas a la banca. Los bancos son indispensables para que una economía funcione, pero los ciudadanos, cada vez más indignados, difícilmente van a permitir una segunda ronda de ayudas públicas a la banca. El sociólogo Alain Touraine se maravilla del "silencio de las víctimas" en este ya casi primer lustro de crisis. Pero eso puede cambiar. Sobre todo si se cumplen algunos vaticinios: "Europa está iniciando lo que parece una década perdida", dice Simon Tilford, del think tank británico Center for European Reform.

- Fondo de rescate, el quid de la cuestión: La tercera pata del reguero de cumbres iniciado el viernes pasado, y que no culminará hasta el próximo miércoles, es el fondo de rescate: el denominado EFSF. Todo el mundo está de acuerdo en que hay que potenciarlo para hacer de él un arma disuasoria, una suerte de botón nuclear para que los especuladores no sigan castigando la deuda pública de varios países. Con el tamaño actual (440.000 millones) puede valer para Grecia, Irlanda y Portugal, pero no para la caza mayor en la que se ha convertido la crisis europea: los ataques a Italia y en menor medida a España. Y los primeros escarceos con Francia, por cierto, añaden aún más incertidumbre sobre la talla y la potencia que debe tener el fondo. París quiere que el EFSF sea un banco para que pueda pedir todo el crédito que sea necesario al BCE. Alemania, no: Berlín quiere que el fondo sea una suerte de seguro que garantice las deudas de los países del euro, para que los bonos de Italia o España ganen credibilidad. El mecanismo de ayuda garantizaría así hasta el 30% de las posibles pérdidas derivadas de la tenencia de deuda pública en los balances de los bancos. Esa es la solución minimalista que probablemente saldrá adelante. Y que probablemente no sea suficiente. Demasiados probablemente: no está del todo claro qué van a acordar París y Berlín, o mejor dicho Berlín y París: la canciller alemana Angela Merkel ha cambiado todas las reglas del juego y deberá volver a la capital alemana para obtener luz verde del Bundestag a cualquier acuerdo. Merkel está al mando, por si alguien lo dudaba.

En las últimas horas emerge una solución complementaria: crear un segundo fondo, con participación del sector privado, para intervenir directamente en el mercado secundario de deuda pública. Ese nuevo 'vehículo especial' ya se discutió en la última reunión de ministros de Finanzas del G-20. Actuaría en paralelo al fondo de rescate (EFSF), pero aún es solo una posibilidad que está sobre la mesa a la espera de lo que decidan los socios europeos.

- Quinielas: Lo que realmente ocurre está meridianamente claro: Grecia no puede pagar, Irlanda y Portugal tienen problemas de liquidez, que pueden llevarles también a tener problemas de solvencia si se activa el temido efecto contagio, y España e Italia (y por detrás Bélgica) son el siguiente dique de contención. Y esa crisis fiscal está entrelazada con la crisis financiera: los bancos pueden sufrir porque en sus balances guardan grandes cantidades de deuda pública, y ese es el canal por el que la crisis europea puede contagiar al resto del mundo, con un temido momento Lehman (por la quiebra de Lehman Brothers). Esa es la situación. La solución hasta el día de hoy ha sido poner parches, y los tres puntos anteriores de este artículo son básicamente eso, parches: en Bruselas hay una contradicción constante entre lo que se dice que se hará y lo que realmente se hace (que es poco o nada).

Pero entre los analistas se impone un consenso que no acaba de llegar a la arena política: dejar quebrar a Grecia, con una quita importante, y dar garantías a sus bancos y al resto de entidades europeas (a través del BCE) para evitar males mayores: una suspensión de pagos ordenada, si es que eso puede existir. Y hay que pedirle más madera al BCE: que el Eurobanco anuncie que va a comprar toda la deuda que sea necesario (algo que desespera a Alemania, lo que hace muy difícil esta vía de salida). Eso supondría grandes desembolsos iniciales, "pero una vez los mercados vean el bazoca del BCE la especulación cesará", sostiene el economista Paul De Grauwe. A medio plazo, no cabe otra opción que potenciar el fondo de rescate y seguir dando pasos hacia un Tesoro único, un ministerio de finanzas europeo, todo eso que ahora parece tan utópico como improbables parecían los pasos que ha ido dando Europa para lidiar con la crisis. Y aun así, lo deseable y lo probable casi nunca coinciden cuando se trata de Bruselas: el escenario más plausible es que hoy simplemente se dé un paso adelante en la recapitalización bancaria y la quita de Grecia. Todo lo demás, todos los detalles, se dejará para la cumbre del miércoles. Los anglosajones llaman a eso kick the can down the road. Traducción bastarda: patada hacia adelante.

Fuente: http://bit.ly/n2pZ0G

domingo, 17 de abril de 2011

Francia bloquea trenes en la frontera para impedir la llegada de emigrantes desde Italia

Las autoridades francesas han tomado la decisión de bloquear temporalmente todos los trenes procedentes de la ciudad italiana fronteriza de Ventimiglia con el fin de impedir una manifestación a favor de los derechos de los inmigrantes bautizada Tren de la dignidad. El ministro italiano de exteriores, Franco Frattini, ha manifestado su "firme protesta" tras conocer esta decisión. En una entrevista a medios franceses, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha llamado a no "exagerar el peligro migratorio" y ha recordado la necesidad de cumplir con los tratados europeos en materia de inmigración.

Varias asociaciones italianas y francesas habían previsto embarcar junto a unos sesenta inmigrantes tunecinos a bordo de un tren que salía este mediodía de Ventimiglia, la última estación italiana antes de la frontera, con destino a Niza, en el sur de Francia, en defensa de la libertad de acceso al territorio europeo y para "recordar que ningún ser humano es ilegal". Pero la delegación del Gobierno de Alpes Maritimes ha anulado todas las salidas desde esta localidad. La medida se mantendrá en vigor hasta que se haya dispersado la concentración organizada en la estación por los militantes, según ha explicado a la agencia France Presse un controlador de la estación.

La decisión amenaza con tensar un poco más las relaciones franco-italianas. El titular de exterior italiano ha indicado por medio de un comunicado haber dado "instrucciones al embajador italiano en París de expresar la firme protesta del Gobierno italiano". La nota añade que el consulado italiano en Niza "va a activar contactos inmediatos con las autoridades locales para obtener explicaciones sobre este asunto".

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha recordado en una entrevista a tres medios franceses la necesidad de "no exagerar el peligro migratorio" desde la revueltas en el mundo árabe. También ha llamado la atención sobre la obligación de no violar los tratados europeos en materia de derechos migratorios. "Ni Italia ni Francia, hasta ahora, han hecho nada ilegal. Dicho esto, existe un peligro de no respetar el espíritu del tratado de Schengen, la libre circulación [de las personas]", advirtió.

Repartir a los inmigrantes

La concesión de permisos de residencia temporales -de tres meses- a los tunecinos, para que puedan viajar a los países del área Schengen y visitar a "padres o amigos", es una de las medidas adoptadas por Italia para hacer frente a la ola migratoria recibida desde el norte de Africa desde que se iniciaron las revueltas en la zona a principios de este año. Se calcula que alrededor de 25.000 personas, llegadas principalmente a la isla italiana de Lampedusa, han sido redistribuidas por toda Italia.

Roma, que se ha quejado de la falta de solidaridad y del abandono de la UE para gestionar la crisis, decidió conceder permisos temporales de residencia a aquellos inmigrantes tunecinos que llegaron antes del 5 de abril, mientras que los que llegaron después de esa fecha serán en su mayoría repatriados en base a un acuerdo firmado con las autoridades tunecinas.

La UE, y especialmente Francia y Alemania, han protestado por la concesión de permisos temporales de residencia, que permiten a los emigrantes acceder legalmente a sus países. París aseguró que no era suficiente con tener el permiso expedido por las autoridades italianas, sino que los inmigrantes debían cumplir con otros requisitos como tener un pasaporte, contar con recursos económicos propios y justificar el objetivo de su viaje, entre otros. El Gobierno francés advirtió de que "devolverían" a Italia a los inmigrantes que no cumpliesen con estas reglas.

El ministro italiano de Interior, Roberto Maroni, ha reiterado en una entrevista con el canal de televisión por cable SkyTg24 que "la libre circulación" es posible para todos aquellos que cuentan con un permiso temporal. Depués de la negativa europea a su petición de repartir a los inmigrantes, Italia sugirió incluso romper con la UE si no se logra llegar a un acuerdo sobre inmigración. Maroni ha manifestado hoy, sin embargo, la esperanza de recuperar "relaciones amistosas" con Francia en la cumbre que celebrarán los dos países el 26 de abril.

Fuente: http://bit.ly/emTJjE

lunes, 15 de febrero de 2010

Por qué la crisis produce desempleo

Luciano Gallino
Repubblica

¿Cómo es posible que una crisis de naturaleza sobre todo financiera haya producido una alta tasa de paro en la industria? Las respuestas que se han dado hasta ahora apuntan sobre todo a los efectos negativos de la restricción del crédito. Los bancos afectados o amenazados por la crisis, nos dicen, reducen el crédito a las empresas; sin crédito no se pueden comprar materiales ni hacer inversiones y por eso las empresas italianas y extranjeras reducen la producción y las importaciones, y suprimen puestos de trabajo.

Esta clase de explicaciones sobre la relación entre la banca y la industria en tiempo de crisis pueden ser correctas, pero superficiales. Sólo tienen en cuenta el último eslabón de la relación. Si nos remontamos varios eslabones, la relación puede resumirse así: la crisis financiera produce desempleo industrial a gran escala porque la industria, en sí misma, se ha convertido en un sector de las finanzas. En los últimos 30 años, aproximadamente, la empresa industrial se ha financiarizado por completo. Los desastres de principios de la década de 2000, encabezados por Enron, fueron el primer acto del drama de la economía mundial en esta fase de hibridación entre finanzas e industria. En el segundo acto asistimos a los desastres de 2007-2009, ejemplarizados por Lehmann Brothers, y a la actual destrucción de puestos de trabajo. Para no llegar a un tercer acto, que podría ser aún más espantoso, habría que tratar de entender mejor la relación entre ambas.

La financiarización de la empresa industrial empezó cuando los inversores institucionales –fondos comunes, fondos de pensiones y seguros–, que poseen en promedio cerca del 50% del capital de todas las sociedades cotizadas, impusieron a sus directivos un nuevo concepto de empresa. Esta ya no debía concebirse como una organización en la que cada parte está vinculada a las demás y cuyo funcionamiento afecta a los intereses de muchos grupos, desde los empleados, pasando por los proveedores, hasta la comunidad local, además de los intereses de los accionistas. Debía entenderse, por el contrario, como un haz de actividades (en el doble sentido de cosas que se hacen y activos financieros) vinculadas sólo temporalmente por un contrato; como un conglomerado de plantas productivas, medios de producción y oficinas, cada pieza de las cuales debe ser examinada continuamente para saber si su rendimiento financiero es igual o superior al de las mejores piezas de la competencia. Si el rendimiento es en sí elevado, pero inferior, siquiera un poco, al de la competencia, esa pieza de la empresa se reestructura de inmediato, o se vende, o se cierra definitivamente. Cada una de estas medidas, evidentemente, acarrea el despido de gran parte de los trabajadores, o de todos; como podría suceder en el establecimiento FIAT de Termini. Pero los directivos no deben preocuparse por esto, dicen los teóricos de la empresa como mera entidad financiera. Del desempleo ya se encargará el Estado.

Un segundo paso hacia la financiarización de la industria ha sido la externalización de la producción a escala mundial. Hemos pasado de la integración vertical del proceso productivo en una empresa determinada a la coordinación horizontal hecha por grupos de control de cientos de productores repartidos por el mundo. En el primer caso, una empresa procuraba producir en su interior todas las partes que componían el producto acabado. En el segundo caso una empresa hace todo lo posible por no producir nada en su interior. En los años 1950 y 1960 Olivetti producía en las plantas de Ivrea hasta la última tecla de los cientos de miles de máquinas de escribir que fabricaba. Y en la fábrica FIAT Mirafiori de Turín las cuatro quintas partes de los componentes de un automóvil se producían allí. Hoy más del 75% de un automóvil FIAT lo producen cientos de proveedores externos; en el caso de la Renault es más del 80%. El principal fabricante de PC del mundo, Dell, no produce ni un solo puerto USB de los aparatos que vende. Lo que hace es coordinar la actividad de miles de productores pequeños, medianos y grandes de los cuatro continentes.

La externalización global tiene varios efectos negativos en el empleo. Millones de puestos de trabajo han emigrado de las grandes empresas a las pequeñas y medianas. General Motors, por ejemplo, que todavía en 2005 tenía más de 330.000 empleados, a finales de 2009 contaba con menos de 90.000 en su plantilla, aunque el número de vehículos fabricados no era cuatro veces menor. El resto trabajan en Delphi, hijuela externalizada de GM, o en miles de subproveedores. Ventaja para la empresa madre: sindicatos débiles y salarios, contribuciones a planes de pensiones y seguros médicos reducidos. Otro efecto negativo en los niveles de empleo y las condiciones de trabajo lo produce la facilidad con que la empresa madre puede deshacerse del proveedor o subproveedor que por algún motivo haya caído en desgracia. Si una gran empresa descubre que una de sus divisiones no funciona como es debido, le resultará difícil cerrarla de un día para otro. Pero si se trata de una sociedad que está en otro país, puede sacarla de circulación con un simple correo electrónico. En conjunto, la externalización enfrenta entre sí a los proveedores, los trabajadores y las regiones, tanto las de un país como de unos países a otros. Es una receta tan eficaz para mejorar el balance financiero como mortífera para el empleo.

Otro aspecto de la financiarización de las empresas industriales ha sido la formación de monopolios con amplias campañas de fusiones y compras. En estas campañas tienen un papel decisivo los bancos de inversión, que consiguen con ellas unos beneficios astronómicos. Lo que menos preocupa a todos los actores involucrados son las consecuencias sobre el empleo. Por ejemplo, ¿por qué Alcoa quiere cerrar una fábrica grande en Italia? Más allá de los motivos técnicos y logísticos que tenga, es sabido que entre 2007 y 2009 Alcoa se enzarzó en una pelea implacable con dos colosos mineros angloaustralianos, BHP Billiton y Río Tinto, uno brasileño, Companhia Vale do Rio Doce (CVRD) y otro canadiense, Alcan, para conquistar a uno de ellos o por lo menos evitar que la comprara. En esta competición Alcoa tuvo que gastar miles de millones de dólares, suyos o prestados. El problema, en estos casos, es que las decenas o los cientos de miles de millones no se dedican a invertir, abrir nuevas plantas o crear empleo, sino a eliminar a un competidor y justo después reducir los puestos de trabajo. Al parecer esto hace que suba el valor bursátil.

En USA el presidente Obama, después de un año de silencio, vuelve a hablar de reformas serias en la arquitectura financiera. En la UE todavía estamos dándole vueltas a la idea de aumentar la vigilancia sobre los bancos, como si vigilar desde fuera lo que ocurre en un edificio lleno de grietas, como es el sistema financiero mundial, diera más confianza a quienes entran en él que reorganizarlo. De todos modos, aunque se emprendiera alguna reforma, no repercutiría en el empleo a menos que incluyera una reforma del sistema industrial, dado que este se ha convertido en un apéndice del sistema financiero.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100492

Perchè la crisi produce disoccupazione

di Luciano Gallino, da Repubblica, 10 febbraio 2010

Come mai una crisi dai contenuti prevalentemente finanziari ha prodotto un alto tasso di disoccupazione nell´industria? Le risposte formulate finora vertono soprattutto sugli effetti negativi della restrizione del credito. Le banche colpite o minacciate dalla crisi, si dice, riducono il credito alle imprese; senza credito non si possono acquistare materiali da lavorare né compiere investimenti; perciò le imprese italiane e straniere riducono sia la produzione che le importazioni e tagliano i posti di lavoro.

Spiegazioni simili del rapporto finanza-industria ai tempi della crisi sono forse corrette, ma superficiali. Guardano soltanto all´ultimo anello del rapporto. Se si risale qualche anello più su, il rapporto si può così riassumere: la crisi finanziaria produce disoccupazione industriale su larga scala perché l´industria è diventata essa stessa un settore della finanza. In circa trent´anni l´impresa industriale è stata totalmente finanziarizzata. I disastri dei primi anni 2000, capostipite la Enron, sono stati il primo atto del dramma cui l´avvenuta ibridazione finanza-industria sta portando l´economia mondiale. Nel secondo atto abbiamo assistito ai disastri del 2007-2009, archetipo la Lehmann Brothers, ed alle devastazioni in atto del mondo del lavoro. Per non arrivare a un terzo atto, che potrebbe essere ancora più pauroso, bisognerebbe cercare di capire meglio il rapporto tra le due.

La finanziarizzazione dell´impresa industriale è iniziata da quando gli investitori istituzionali – fondi comuni, fondi pensione e assicurazioni – i quali posseggono mediamente oltre il 50 per cento del capitale di tutte le società quotate, hanno imposto ai dirigenti una nuova concezione dell´impresa. Essa non doveva più venire concepita come un´organizzazione nella quale ogni parte è legata alle altre e il cui funzionamento tocca gli interessi di molti gruppi, dai dipendenti ai fornitori e alla comunità locale, oltre a quelli degli azionisti. Doveva invece essere concepita come un fascio di attività (nel duplice senso di cose che si fanno e di attivi finanziari) solo temporaneamente connesse da un contratto; un conglomerato di impianti, mezzi di produzione ed uffici di cui ogni pezzo deve essere monitorato di continuo al fine di stabilire se il suo rendimento finanziario sia pari o superiore a quello dei pezzi migliori della concorrenza. Se tale rendimento è in sé elevato, ma appare inferiore anche soltanto di poco a quello della concorrenza, quel pezzo dell´impresa va subito ristrutturato, oppure venduto, o definitivamente chiuso. Ciascuno di questi interventi comporta ovviamente il licenziamento di gran parte dei relativi addetti, e talora di tutti; come potrebbe accadere allo stabilimento Fiat di Termini. Ma non di questo debbono preoccuparsi i manager, dicono i teorici dell´impresa come mera entità finanziaria. Deve pensarci lo Stato.

Un secondo passo verso la finanziarizzazione dell´industria è consistito in una esternalizzazione della produzione su scala mondiale. Si è passati dall´integrazione verticale del processo produttivo entro una singola impresa, al coordinamento orizzontale da parte di un gruppo di controllo di centinaia di produttori sparsi per il mondo. Nel primo caso, un´impresa mirava a produrre al proprio interno tutte le parti che andavano a comporre il prodotto finito. Nel secondo caso un´impresa fa tutto il possibile per non produrre nulla all´interno. Negli anni ´50 e ´60, la Olivetti produceva negli stabilimenti di Ivrea fino all´ultimo tasto delle centinaia di migliaia di macchine per ufficio che sfornava. Ed alla Mirafiori di Torino quattro quinti dei componenti di un´auto erano prodotti entro lo stabilimento. Oggi oltre il 75 per cento di un´auto Fiat viene prodotto da centinaia di fornitori esterni; la Renault supera l´80 per cento. Il più grande costruttore di Pc del mondo, la Dell, non produce nemmeno una porta Usb dei milioni di macchine che vende. Coordina invece l´attività di migliaia di produttori piccoli medi e grandi in quattro continenti.

La esternalizzazione globale ha generato vari effetti negativi sull´occupazione. Milioni di posti di lavoro sono migrati dalle grandi imprese a imprese piccole e medie. La General Motors, ad esempio, che ancora nel 2005 aveva oltre 330.000 dipendenti, a fine 2009 ne aveva meno di 90.000, pur producendo un numero di vetture certo non inferiore di quattro volte. Gli altri si sono trovati a lavorare nella Delphi, costola esternalizzata della Gm, o nelle migliaia di sub-fornitori che vi fanno capo. Vantaggio per l´impresa madre: sindacati deboli, salari, contributi pensionistici e assicurazioni mediche fortemente ridotti. Un altro effetto negativo sui livelli di occupazione e le condizioni di lavoro è derivato dalla facilità con cui l´impresa madre si può sbarazzare del fornitore o sub-fornitore che per qualsiasi motivo le torni sgradito. Una grande impresa che scopre di avere un reparto funzionante in modo poco soddisfacente difficilmente può chiuderlo dall´oggi al domani. Ma se si tratta di una società che sta in un altro Paese può eliminarlo dal giro con una semplice mail. Nell´insieme, l´esternalizzazione ha comportato mettere in conflitto fornitori contro fornitori, lavoratori contro lavoratori, regioni contro regioni, sia entro lo stesso Paese che tra un Paese e l´altro. Ricetta efficace per migliorare il bilancio finanziario, quanto micidiale per l´occupazione.

Un altro aspetto della finanziarizzazione delle imprese industriali è stata la formazione di monopoli mediante estese campagne di fusioni e acquisizioni. Sono campagne in cui hanno un ruolo determinante le banche di investimento, che da esse traggono utili astronomici. Le ricadute sull´occupazione sono l´ultimo dei problemi per tutti gli attori coinvolti. Perché la Alcoa, poniamo, vuole chiudere un grosso stabilimento in Italia? È possibile che abbia diversi motivi tecnici e logistici. Ma resta il fatto che tra il 2007 e il 2009 l´Alcoa è stata coinvolta in una furiosa lotta con due colossi minerari angloaustraliani, Bhp Billiton e Rio Tinto; uno brasiliano, la Companhia Vale do Rio Dace (Cvrd), e uno canadese, Alcan, allo scopo di conquistare uno di essi o almeno evitare di venire comprata. Per affrontare tale competizione l´Alcoa ha dovuto impegnare decine di miliardi di dollari, non importa se suoi o presi a prestito. Il problema, in tali vicende, è che decine o centinaia di miliardi vengono mobilitati non per fare investimenti, aprire nuovi impianti e creare occupazione, bensì per eliminare un concorrente e subito dopo ridurre il totale dei posti di lavoro. Pare faccia salire il valore del titolo in Borsa.

In Usa il presidente Obama parla nuovamente, dopo un anno di silenzio, di riforme serie dell´architettura finanziaria. Nella Ue ci si balocca ancora con l´idea di aumentare l´attività di sorveglianza sulle banche, quasi che sorvegliare quel che avviene all´esterno di un edificio pieno di crepe, qual è il sistema finanziario mondiale, conferisca a chi lo frequenta maggior sicurezza che non ristrutturarlo. Tuttavia, se qualche riforma dovesse mai vedere la luce, non recherà alcun vantaggio all´occupazione nel caso in cui essa non preveda anche una riforma del sistema industriale, dato che questo è diventato un´appendice del primo.

http://temi.repubblica.it/micromega-online/perche-la-crisi-produce-disoccupazione/