Lima, 20 de julio de 2011.- Una de las formas para que avance un país en materia educativa es que haya una política editorial y una difusión editorial amplia, aseguró el embajador designado de la República Bolivariana de Venezuela en el Perú, Alexander Yánez, durante su intervención en la ceremonia de inauguración de la 16ª edición de la Feria Internacional del Libro de Lima 2011.
El diplomático venezolano inició sus palabras citando a El Libertador Simón Bolívar, quien advirtió, en su momento, que “las naciones marcharán hacia su grandeza con el mismo paso que marcha su Educación”, de manera de destacar que la cultura, que en Venezuela es el pueblo, a éste había que “darles las herramientas y mecanismos para acceder a la información necesaria para su realización espiritual y material”.
Alexander Yánez observó como un proceso a la inversa en cuanto a que “los libros nos leen a nosotros” y no nosotros a ellos, a fin de ilustrar la necesidad, inclusive “para la realización del libro mismo, que alguien pueda acceder al libro porque éste está hecho para que alguien lo lea y el problema se presenta cuando en los países existen grandes niveles de analfabetismo”.
Dijo que es por eso que, al menos en Venezuela se desarrolló un amplio proceso, con el apoyo de Cuba, para erradicar el analfabetismo y pasar a un nivel superior en la capacidad de comprensión lectora. Fue en el año 2005, que Venezuela fue declarada por la Unesco como país libre de Analfabetismo. Manifestó asimismo su júbilo porque en el Perú este año haya sido reconocido libre de analfabetismo.
Este aspecto lo consideró el Embajador como “un elemento muy importante porque, justamente, allí está el espacio donde van los libros, allí está el espacio fundamental de la transformación de las sociedades, a través del conocimiento que los libros nos brindan”.
Al agradecer a la Cámara Peruana del Libro la oportunidad de que en Venezuela mostrara en el Perú lo mejor de su producción editorial y cinematográfica, el embajador designado destacó la celebración de la FIL Lima, en el ámbito de otras conmemoraciones: Bicentenario de la Independencia de Venezuela, el centenario del nacimiento de José María Arguedas, el reencuentro con Machu Picchu, 100 años, celebrando el 201 aniversario de la independencia de Colombia, sellada con la batalla de Boyacá, reconocimiento, además que lleva el nombre del gran proyecto de Simón Bolívar: “la más grande de las naciones, no por su extensión y riqueza sino por su libertad y gloria: Colombia”.
- La cultura –expresó- es un instrumento fundamental para el desarrollo de esta idea bolivariana, de unidad, de transformación, de integración, y efectivamente, la cultura
En el salón César Vallejo, del recinto ferial ubicado en el Parque de los Próceres del distrito de Jesús María estuvieron presentes por parte de la delegación venezolana, la presidenta del Centro Nacional del Libro, Christhiane Valles y el poeta Gustavo Pereira, mientras que por Perú, el ministro de la Cultura, Juan Ossío, del Viceministro de Gestión Pedagógica Idel Alfonso Vexler; del presidente de la Cámara Peruana del Libro, Jaime Carbajal; del escritor Oswaldo Reynoso y del alcalde del distrito de Jesús María, Enrique Ocrospoma.
Fuente: Sección de Prensa Embajada de República Bolivariana de Venezuela en el Perú
Un comando de operaciones especiales ingresó por la fuerza en el Hospital de la Policía de Quito donde el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha estado retenido durante toda la jornada después de protestas generalizadas en todo el país protagonizadas por la policía debido a una disputa salarial.
El gobierno decretó el estado de excepción ante la sublevación de las unidades policiales tanto en Quito como en otras partes del país.
El comando ha estado disparando balas de goma, según un reporte de un periodista del canal local de televisión Ecuavisa, que ha estado transmitiendo en vivo la operación.
La situación frente al centro médico es de total caos con decenas de efectivos militares disparando y la policía respondiendo.
También pueden observarse a militares tirados en el piso en el marco de la operación para tomar control del hospital.
El mandatario se había negado a dialogar con los policías que tomaron los cuarteles en la capital y otras ciudades en rechazo al veto presidencial a la Ley de Servicio Público que elimina una serie de beneficios que venían recibiendo los miembros de las fuerzas del orden.
La protesta policial generó un ambiente de caos, en especial en Quito, donde el aeropuerto fue cerrado, aunque horas después fue reabierto, según informó el alcalde de la ciudad capital, Augusto Barrera.
El secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, dijo en rueda de prensa desde el Palacio de Gobierno que se declaró el "estado de excepción por una semana" y que en ese período las fuerzas militares asumirán el control de la seguridad.
Un muerto
Medios denuncian agresióny censura
La organización Fundamedios denunció al menos 14 agresiones en contra de periodistas, que incluyeron golpes y retiros de cámaras fotográficas y de video.
Además a las 14:00 el gobierno dispuso a todas las estaciones de televisión y radio del país suspender su programación y transmitir la señal emitida por los medios de comunicación del Estado de forma "indefinida e ininterrumpida hasta segunda orden”.
Avanzada la tarde, el canal estatal Ecuador TV reportó que policías y civiles ingresaron a sus instalaciones y provocaron destrozos con la demanda de tener un espacio para exponer sus puntos de vista contrarios a la versión gubernamental.
Los disturbios provocados por las protestas dejaron al menos un muerto y varios heridos, según fuentes oficiales.
En conferencia de prensa, el ministro coordinador de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Miguel Carvajal, señaló que tanto el muerto como los heridos se produjeron en las afueras del hospital.
Además, la Cruz Roja confirmó que la protestas dejaron hasta el momento 51 heridos.
La organización precisó en un comunicado que atendió "51 emergencias producidas por asfixia, politraumatismos, caídos, entre otros".
El gobierno denunció que la oposición estaba presionando para un golpe de Estado, aunque la cúpula militar le ha asegurado su respaldo al Ejecutivo, según afirmó el ministro de Defensa, Javier Ponce.
La seguridad de Correa estuvo en riesgo la mañana de este jueves cuando el mandatario confrontó a centenares de efectivos policiales que desde tempranas horas habían tomado las instalaciones del Regimiento Quito, un cuartel policial de la capital.
El jefe de Estado acudió al Regimiento Quito en compañía del ministro del Interior, Gustavo Jalkh, y desde la ventana de un edificio del lugar confrontó a los policías enardecidos al explicar las razones de su veto. Atacado
"Si quieren matar al presidente, aquí está"
"Antes ganaban sueldos de miseria", dijo Correa en medio de los gritos de los policías, y añadió: "Se están eliminando todas las canonjías, canastas navideñas, bonos adicionales, seguros de salud privados. La política es tratar de maximizar los sueldos, y de esa forma todos puedan dignamente adquirir los servicios que necesitan".
La discusión subió de tono cuando el mandatario señaló: "Señores, si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo, pero seguiremos con una sola política de justicia, de equidad (…). Si quieren destruir la Patria, destrúyanla, aquí está, pero este presidente no dará ni un paso atrás".
Correa salió caminando del recinto policial, y mientras se dirigía al vehículo presidencial bombas lacrimógenas fueron lanzadas muy cerca del lugar por donde caminaba el mandatario.
El presidente tuvo que ser trasladado al hospital donde todavía está retenido.
En una entrevista posterior con medios locales dijo que necesitó tratamiento médico y acusó a los agentes de conspiración y traición.
Después de esto, los dirigentes de la policía señalaron que buscan el diálogo con el gobierno. "Estamos pidiendo que se nos respeten nuestras condecoraciones, y nuestros ascensos. No estamos en contra del señor presidente, le pedimos que se derogue las disposiciones de la Ley de Servicio Público que elimina las condecoraciones por el tiempo de servicio público", dijo al mediodía de este jueves el jefe de Estado Mayor de la Policía, Florencio Ruiz. Elecciones anticipadas
Mientras las protestas policiales, y de diversos grupos sociales se extienden en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ibarra, y otras ciudades, el presidente Correa analiza la posibilidad de aplicar la denominada "muerte cruzada", un mecanismo constitucional que lo faculta para disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones generales anticipadas.
Así lo afirmó la ministra de la Política, Doris Solís, tras una reunión efectuada la noche de este miércoles con el primer mandatario para discutir la posición adoptada por una parte del bloque oficialista en la Asamblea Nacional, el cual decidió sumarse a la oposición en el rechazo a varios artículos del veto presidencial a la Ley de Servicio Público.
"La muerte cruzada es una de las posibilidades, nosotros estamos en un proyecto de cambio, necesitamos construir leyes de consenso", dijo Solís, al calificar de "inconsecuencia" la actitud asumida en la Asamblea por un sector del oficialista Alianza País.
Qué dice la Constitución
La Constitución ecuatoriana señala que el presidente de la República "podrá disolver la Asamblea Nacional cuando, a su juicio, ésta se hubiera arrogado funciones que no le competan constitucionalmente, previo dictamen favorable de la Corte Constitucional; o si de forma reiterada e injustificada obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, o por grave crisis política y conmoción interna".
El mandatario puede aplicar la "muerte cruzada" sólo una vez en los tres primeros años de su mandato.
"La muerte cruzada no es el escenario que nadie quisiera, pero es una posibilidad cuando no hay condiciones para ir a un proceso de cambio", insistió Solís.
El dia 28 de enero, la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) del estado Portuguesa llevó a cabo una jornada sobre José Martí, con el objetivo de dar a conocer el pensamiento del prócer de la independencia de Cuba. Pongo a disposición las charlas de ese día:
“No tengo confianza en el Gobierno español, porque siempre ha apoyado a Marruecos y su plan de autonomía para el Sáhara Occidental. No denuncia las violaciones de derechos humanos que se cometen contra esta población, que, hasta hace poco, era española. No sé si ha habido un trato entre España y Marruecos. Lo que pienso es que nada ha cambiado, porque España siempre ha apoyado a Marruecos. Lo que me alimentaba durante todos estos días era el apoyo del pueblo español”.
Estas palabras de la Pasionaria saharaui, Aminetu Haidar, a su regreso a El Aaiún el 18 de diciembre, definen la situación actual de su pueblo: represión del régimen marroquí, que ocupa ilegalmente este territorio desde el otoño de 1975; indiferencia del Gobierno socialista español, que renuncia a ejercer el papel de “potencia descolonizadora” que le impone la legalidad internacional, y apoyo a la causa saharaui de la inmensa mayoría de la sociedad española. Este respaldo se canaliza desde hace años en centenares de asociaciones que confluyen en la plataforma estatal CEAS-Sahara y se expresa en las caravanas de solidaridad a los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) o en la acogida solidaria de miles de niños durante todos los veranos, en plena guerra entre el Frente Polisario y Marruecos.
Aminetu Haidar es hoy el símbolo de la dignidad y la tenacidad de un pueblo pacífico y solidario. De un pueblo traicionado por la dictadura franquista (y por su heredero “a título de rey”), que el 14 de noviembre de 1975, tras la invasión militar marroquí del Sahara Occidental y mientras la “momia” agonizaba en La Paz, cedió la administración de este territorio a Mauritania y a Marruecos. Hacía sólo un mes que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya había rechazado las pretensiones anexionistas de Nuakchot y Rabat y reafirmado que, en virtud de la Resolución 1.514 (XV) de 1960 de las Naciones Unidas, el pueblo saharaui tenía derecho a la autodeterminación. Además, en diciembre de 1965 la Asamblea General de la ONU había aprobado su primera resolución sobre este territorio (la 2.072), que instaba a España a “adoptar inmediatamente todas las medidas necesarias para la descolonización del territorio”.
En 1976 empezó la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, una vez que el 26 de febrero de aquel año los últimos soldados españoles abandonaron el territorio que ocupaban desde 1884, a pesar de las promesas del recién coronado rey Juan Carlos, quien había asegurado que España cumpliría sus compromisos internacionales respecto a este territorio. El 27 de febrero de 1976, el Frente Polisario proclamó en Bir Lah-Lu la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que hoy es miembro de la Unión Africana y reconocida como Estado por más de 80 países, entre ellos Cuba, que durante años ha acogido solidariamente a miles de niños saharauis, a los que ha proporcionado formación técnica y universitaria.
La brutal violencia desplegada por el régimen de Hassan II, con bombardeos de napalm sobre los civiles, desplazó a una gran parte de la población saharaui hacia los campos de refugiados en el desierto de Tinduf, en la Hamada argelina. El 6 de septiembre de 1991 se produjo el alto el fuego y ambas partes (Marruecos y el Frente Polisario) aceptaron la propuesta de Naciones Unidas de celebrar el referéndum de autodeterminación el 26 de enero de 1992. Aquel año se constituyó la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), cuyo mandato se ha prorrogado anualmente desde entonces.
Pero durante años Rabat ha maniobrado con éxito para posponer una y otra vez esta consulta a través de la farragosa discusión sobre la composición del censo y en la última década ha planteado opciones alternativas que se apartan de la legalidad internacional y han sido rechazadas por Naciones Unidas. Mientras tanto, Marruecos y varias empresas extranjeras (entre ellas algunas españolas) expolian los valiosos recursos naturales de este territorio, como el fosfato, el petróleo, el gas natural, el hierro, el uranio o la pesca que ofrece sus 1.600 kilómetros de litoral.
En todo este tiempo la política de los sucesivos gobiernos de la España democrática se asemeja demasiado a la traición de la dictadura franquista. Ninguno de ellos ha asumido el papel de “potencia descolonizadora” que nos otorga la legalidad internacional sobre la antigua provincia, al contrario, han privilegiado las relaciones con Marruecos: inicialmente, por los acuerdos de pesca y hoy por el papel de gendarme de Rabat en la contención de las migraciones y por la protección de las importantes inversiones de las empresas españolas.
“El Gobierno de Zapatero cierra los ojos ante el sufrimiento del pueblo saharaui. Con su silencio tolera las violaciones de los derechos humanos y permite que nos masacren”, señaló en mayo de 2006 en Madrid Aminetu Haidar al recibir el V Premio Juan María Bandrés de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado de manos del camarada Enrique Santiago, entonces secretario general de CEAR. Tres años después, la represión marroquí prosigue en los territorios ocupados del Sahara Occidental y casi un cuarto de millón de refugiados continúa resistiendo ejemplarmente en la Hamada, aguardando una solución justa, acorde con la legalidad internacional, que permita el retorno a su territorio originario.
Aminetu conoce muy bien todo esto. Fue detenida por primera vez en 1987, cuando tenía 20 años, por participar en una manifestación contra la ocupación mientras una comisión de la ONU visitaba el Sahara Occidental. Desaparecida y torturada durante casi cuatro años (tiempo en el que permaneció con los ojos vendados, atada de pies y manos, en condiciones infrahumanas de alimentación e higiene), y a pesar de sufrir posteriormente otras detenciones y vejaciones por parte de las autoridades marroquíes, no ha cesado de luchar por el derecho a la autodeterminación de su pueblo.
En mayo de 2005, participó en las manifestaciones pacíficas para denunciar el agravamiento de la represión, fue apaleada y torturada por la policía y conducida a prisión. El 13 de diciembre de aquel año un tribunal marroquí la condenó a siete meses de presidio y a trece compañeros a penas de hasta tres años en unos procesos irregulares según los observadores internacionales. En aquellos días, desde la Cárcel Negra de El Aaiún (construida por el colonialismo español) dijo al mundo: “Es un milagro que siga con vida, porque soy una mujer agotada físicamente por tantos años de desaparición y encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y seguiré luchando con todas mis fuerzas, sabiendo que estáis allí luchando por nosotros. Estoy tan segura de vosotros como lo estoy del mar que me espera a 25 kilómetros, tan segura como lo estoy de que esos niños saharauis refugiados en Argelia volverán a su tierra liberada. Estoy tan segura de vosotros como lo estoy de la mirada cariñosa de mis dos hijos, Mohamed y Hayat, a quienes añoro tanto…”.
El PCE e IU siempre han estado al lado del pueblo saharaui, al contrario que otros, que sólo lo hacen cuando están en la oposición. Ha llegado la hora de redoblar los esfuerzos para ayudar a este pueblo a ejercer su derecho a la autodeterminación, a conquistar un futuro de justicia y dignidad para sus hijos en su patria, el Sahara Occidental.
No puedo imaginar mayor soledad: hay un idioma que sólo es hablado por una persona, el bikya. Es una lengua de la rama idiomática Níger-Congo, y esa persona, una mujer, vive en el poblado de Furubana, en la región noroeste de Camerún, cuna de los bantúes que en el siglo II a. de C. se dispersaron desde la costa africana hacia el este y el sur del continente, llevando civilización con su cultura de metalurgia en hierro y el cultivo de nuevas especies. La penetración alemana que comenzó en la región en 1884 se apropió de las tierras más fértiles y fue el comienzo del fin para muchas cosas en Camerún. Al fin de la Gran Guerra, en 1918, Inglaterra y Francia invadieron el territorio, y luego de la segunda guerra, en 1945, comenzó el movimiento anticolonial. Hoy son quince millones de personas que viven de cereales importados y tienen un PIB per cápita de 610 dólares.
A esta mujer, cuyo nombre ignoro, la filmó el lingüista David Dalby hablando bikya como su idioma natal para que no se perdiera su lengua. No logro recordar la fecha en que lo hizo, pero la mujer tenía en ese momento 87 años. Me enteré también de que en 1986 eran cuatro las personas que hablaban bikya. Fue una referencia vista al pasar en una noticia menor de la BBC lo que me despertó el interés. Supe así que el lipán apache es hoy hablado por dos personas, y el totoro, en Colombia, por cuatro. Hacia fines de este siglo, el 90% de los idiomas actualmente hablados en el mundo habrán dejado de existir.
Los idiomas hablados por menos de diez personas son hoy 133. Quiere decir esto que viven toda la vida en esa prisión del entendimiento, esa reducción del mundo. La globalización y el inglés arrasan con ellos. La organización estadounidense Ethnologue afirma que hay 473 idiomas en peligro de extinción, y la tendencia no es una preocupación que aflija este mundo. Ethnologue es una organización cristiana que estudia idiomas poco difundidos para proveerlos de biblias. Esta gente tiene contabilizados 7.358 idiomas, el 6% de los cuales es hablado por el 94% de la población, mientras que un 6% de la población habla el 94% restante de los idiomas.
Hoy el español es el segundo idioma más hablado; el primero es el mandarín, hablado por 845 millones de personas, el español por 329 y el inglés por 328 millones de personas. La suma de estos tres idiomas equivale casi a la cuarta parte de la población mundial y los hombres damos por un hecho capacidades culturales adquiridas. La experiencia personal de haber vivido muchos años en otro idioma me cambió la perspectiva. Podía notar cómo iba perdiendo mi español: mi léxico disminuía a pasos agigantados. Veía a mi alrededor cómo gente que no trabajaba con el idioma quedaba reducida al vocabulario hogareño, tal vez mil palabras.
La imagen de mis abuelos húngaros perdiendo su idioma natal antes de terminar de aprender el español era mi futuro probable; yo terminé chapurreando en cuatro idiomas, además del natal. Al volver a Uruguay pude sentir cómo crecía mi vocabulario y con él, la complejidad de mi pensar y entender.
Admiro a los cosmopolitas, que piensan y seguramente sueñan en varios idiomas, sin problemas, como los centroeuropeos, por ejemplo. Estoy seguro de que esto les permite desarrollar mejor su inteligencia.
La hegemonía del español es muy fuerte, como se demuestra en Estados Unidos y en el propio Uruguay, donde saber brasilero es una excepción, y la geografía nos da una amplia faja de transición idiomática con diversos grados de portuñol.
La experiencia personal me lleva (prevengo que mi conclusión no tiene base académica) a estar convencido de que el idioma es consecuencia de una cultura y no su puerta de entrada. Perder idiomas es, para la humanidad, naturalmente, perder una herencia cultural. Pero más importante es perder la posibilidad de razonar y adquirir conocimientos en libertad. En fin, son noticias que uno ve al pasar y los diarios no titulan.