El año pasado, una reunión entre el exiliado líder espiritual tibetano y el presidente francés Nicolas Sarkozy, entonces en ejercicio de la presidencia rotativa de la UE, indignó a Beijing y precipitó la cancelación de la cumbre UE-China prevista para diciembre.
Esa cumbre finalmente se celebró el miércoles en Praga. República Checa está a cargo en este semestre de la presidencia de la UE.
Antes de la reunión, China exigió al bloque que no interfiriera en sus asuntos internos, y enfatizó en la importancia de su economía para que el mundo se recupere de la peor crisis económica de los últimos 80 años.
"Es imposible que un par de países o un grupo de grandes potencias resuelva todos los problemas mundiales", dijo en la cumbre el primer ministro chino Wen Jiabao.
"Ambas partes reconocemos que es importante trabajar juntos para sobrellevar la tormenta y contribuir con una temprana recuperación económica mundial", señaló.
Las dos partes deben tenerse "respeto mutuo" y "no deberían interferir en los asuntos internos de la otra", agregó.
En la cumbre se sellaron acuerdos de cooperación económica y de impulso al comercio.
Beijing anunció que enviará una segunda misión de compras a Europa, luego de que hace pocos meses una delegación firmó acuerdos por 15.000 millones de dólares.
Incluso en medio de la crisis financiera, la economía de China crece a ritmo acelerado. En 2006, el crecimiento de las exportaciones del gigante asiático a la UE superó el de las de Estados Unidos. Europa se convirtió entonces en el principal destino de las exportaciones chinas.
Entre 2000 y 2008, las exportaciones de la UE a China pasaron de 35.000 millones de dólares a 106.300 millones, y el tráfico en sentido inverso pasó de 102.000 millones de dólares a 337.000 millones.
El comercio ocupó el primer lugar en la agenda de la cumbre, pero el recalentamiento del clima político quedó en evidencia. Beijing y Bruselas han estado enfrentados en torno a la manifiesta desaprobación europea de la forma en que el gigante asiático maneja cuestiones como Tíbet, los derechos humanos, Birmania y la región sudanesa de Darfur.
"Ninguno de los actuales desafíos que afronta el mundo puede ser tratado sin cooperación entre la UE y China. Pero, al mismo tiempo, la UE no puede mantener silencio sobre la violación a los derechos humanos en China", declaró a la prensa checa la legisladora Katerina Jacques, del Partido Verde checo.
Por ahora, los esfuerzos de Bruselas por hacer que Beijing cumpla con sus responsabilidades han arrojado pocos resultados.
Nada permite pronosticar si China ejercerá influencia sobre la dictadura militar de Birmania para que libere a la líder opositora Aung San Suu Kyi, sometida a arresto domiciliario desde mayo de 2003 y que podría ser condenada ahora a cinco años de prisión.
"Se debería dejar que los asuntos internos de Myanmar (nombre que la junta da a Birmania) sean decididos por su propio pueblo", dijo a la prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ma Zhaoxu, esta semana antes de la cumbre.
"Como vecinos de Myanmar, esperamos que las partes puedan concretar la reconciliación, estabilidad y desarrollo a través del diálogo", añadió.
China domina la relación con la UE, que se esfuerza para que Beijing oiga sus planteos en asuntos conflictivos, declaró el mes pasado el Consejo de Relaciones Exteriores del bloque, órgano integrado por los 27 cancilleres.
Aunque China es el segundo mayor socio comercial de la UE, la política del bloque todavía tiene sus raíces en una época en que el gigante asiático era un país en desarrollo más que un par o un competidor en la arena diplomática, sostienen los autores del reporte.
El estudio argumentó que, como la UE no pudo unificar sus reclamos a China en las reuniones del Grupo de los 20 (G-20), es esencial que el bloque negocie con más firmeza con Beijing, usando todos los mecanismos de presión disponibles, o correrá el riesgo de ser manipulada.
"China conoce su fuerza y ya no se molesta en ocultarla", señala el informe titulado "EU-China Power audit" ("Auditoría de poder UE-China").
El estudio sugiere que Beijing está dispuesto a tratar a la UE con algo "similar a desprecio diplomático", evidente en su cancelación de último minuto de la cumbre prevista para diciembre en la oriental ciudad francesa de Lyon.
La presentación de este informe fue bienvenida en Beijing, como señal de que los vínculos bilaterales entre el bloque europeo y el país asiático se están volviendo cada vez más complejos, y de que el impulso de los lazos económicos y empresariales entre ambas partes no puede impedir que ocurran incidentes incómodos, como la reunión de Sarkozy con el Dalai Lama.
"Europa se está volviendo cada vez más demandante en relación a China", señaló esta semana un artículo en el periódico liberal Southern Weekend, en Beijing.
"La política de la UE hacia China nunca fue de ‘compromiso incondicional’. Pero ahora hay muchas señales de que el enfoque del bloque hacia China pasa por una etapa de cambios", dijo al diario el diplomático Ma Zhengang, ex embajador en Gran Bretaña.
Las divisiones con Francia en torno de Tíbet son apenas la última de una serie de choques recientes sobre derechos humanos.
En 2007, una reunión entre el Dalai Lama y la canciller (jefa de gobierno) de Alemania, Angela Merkel, también cayó muy mal en Beijing.
El Diario del Pueblo, portavoz del gobernante Partido Comunista, dijo que la audiencia había "perjudicado seriamente las relaciones entre Beijing y Berlín".
"Las relaciones China-UE todavía tienen un marco político muy rígido, y a menudo ambas partes tienen reclamos poco realistas en relación a la otra", dijo Xing Hua, investigador europeo del Instituto de Estudios Internacionales de China.
"Pero en la actual situación global sería benéfico para la UE concentrarse en avances realistas que puedan lograrse mediante la cooperación con China, y hacer a un lado algunas de sus expectativas idealistas", agregó.
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