lunes, 15 de febrero de 2010

Por qué la crisis produce desempleo

Luciano Gallino
Repubblica

¿Cómo es posible que una crisis de naturaleza sobre todo financiera haya producido una alta tasa de paro en la industria? Las respuestas que se han dado hasta ahora apuntan sobre todo a los efectos negativos de la restricción del crédito. Los bancos afectados o amenazados por la crisis, nos dicen, reducen el crédito a las empresas; sin crédito no se pueden comprar materiales ni hacer inversiones y por eso las empresas italianas y extranjeras reducen la producción y las importaciones, y suprimen puestos de trabajo.

Esta clase de explicaciones sobre la relación entre la banca y la industria en tiempo de crisis pueden ser correctas, pero superficiales. Sólo tienen en cuenta el último eslabón de la relación. Si nos remontamos varios eslabones, la relación puede resumirse así: la crisis financiera produce desempleo industrial a gran escala porque la industria, en sí misma, se ha convertido en un sector de las finanzas. En los últimos 30 años, aproximadamente, la empresa industrial se ha financiarizado por completo. Los desastres de principios de la década de 2000, encabezados por Enron, fueron el primer acto del drama de la economía mundial en esta fase de hibridación entre finanzas e industria. En el segundo acto asistimos a los desastres de 2007-2009, ejemplarizados por Lehmann Brothers, y a la actual destrucción de puestos de trabajo. Para no llegar a un tercer acto, que podría ser aún más espantoso, habría que tratar de entender mejor la relación entre ambas.

La financiarización de la empresa industrial empezó cuando los inversores institucionales –fondos comunes, fondos de pensiones y seguros–, que poseen en promedio cerca del 50% del capital de todas las sociedades cotizadas, impusieron a sus directivos un nuevo concepto de empresa. Esta ya no debía concebirse como una organización en la que cada parte está vinculada a las demás y cuyo funcionamiento afecta a los intereses de muchos grupos, desde los empleados, pasando por los proveedores, hasta la comunidad local, además de los intereses de los accionistas. Debía entenderse, por el contrario, como un haz de actividades (en el doble sentido de cosas que se hacen y activos financieros) vinculadas sólo temporalmente por un contrato; como un conglomerado de plantas productivas, medios de producción y oficinas, cada pieza de las cuales debe ser examinada continuamente para saber si su rendimiento financiero es igual o superior al de las mejores piezas de la competencia. Si el rendimiento es en sí elevado, pero inferior, siquiera un poco, al de la competencia, esa pieza de la empresa se reestructura de inmediato, o se vende, o se cierra definitivamente. Cada una de estas medidas, evidentemente, acarrea el despido de gran parte de los trabajadores, o de todos; como podría suceder en el establecimiento FIAT de Termini. Pero los directivos no deben preocuparse por esto, dicen los teóricos de la empresa como mera entidad financiera. Del desempleo ya se encargará el Estado.

Un segundo paso hacia la financiarización de la industria ha sido la externalización de la producción a escala mundial. Hemos pasado de la integración vertical del proceso productivo en una empresa determinada a la coordinación horizontal hecha por grupos de control de cientos de productores repartidos por el mundo. En el primer caso, una empresa procuraba producir en su interior todas las partes que componían el producto acabado. En el segundo caso una empresa hace todo lo posible por no producir nada en su interior. En los años 1950 y 1960 Olivetti producía en las plantas de Ivrea hasta la última tecla de los cientos de miles de máquinas de escribir que fabricaba. Y en la fábrica FIAT Mirafiori de Turín las cuatro quintas partes de los componentes de un automóvil se producían allí. Hoy más del 75% de un automóvil FIAT lo producen cientos de proveedores externos; en el caso de la Renault es más del 80%. El principal fabricante de PC del mundo, Dell, no produce ni un solo puerto USB de los aparatos que vende. Lo que hace es coordinar la actividad de miles de productores pequeños, medianos y grandes de los cuatro continentes.

La externalización global tiene varios efectos negativos en el empleo. Millones de puestos de trabajo han emigrado de las grandes empresas a las pequeñas y medianas. General Motors, por ejemplo, que todavía en 2005 tenía más de 330.000 empleados, a finales de 2009 contaba con menos de 90.000 en su plantilla, aunque el número de vehículos fabricados no era cuatro veces menor. El resto trabajan en Delphi, hijuela externalizada de GM, o en miles de subproveedores. Ventaja para la empresa madre: sindicatos débiles y salarios, contribuciones a planes de pensiones y seguros médicos reducidos. Otro efecto negativo en los niveles de empleo y las condiciones de trabajo lo produce la facilidad con que la empresa madre puede deshacerse del proveedor o subproveedor que por algún motivo haya caído en desgracia. Si una gran empresa descubre que una de sus divisiones no funciona como es debido, le resultará difícil cerrarla de un día para otro. Pero si se trata de una sociedad que está en otro país, puede sacarla de circulación con un simple correo electrónico. En conjunto, la externalización enfrenta entre sí a los proveedores, los trabajadores y las regiones, tanto las de un país como de unos países a otros. Es una receta tan eficaz para mejorar el balance financiero como mortífera para el empleo.

Otro aspecto de la financiarización de las empresas industriales ha sido la formación de monopolios con amplias campañas de fusiones y compras. En estas campañas tienen un papel decisivo los bancos de inversión, que consiguen con ellas unos beneficios astronómicos. Lo que menos preocupa a todos los actores involucrados son las consecuencias sobre el empleo. Por ejemplo, ¿por qué Alcoa quiere cerrar una fábrica grande en Italia? Más allá de los motivos técnicos y logísticos que tenga, es sabido que entre 2007 y 2009 Alcoa se enzarzó en una pelea implacable con dos colosos mineros angloaustralianos, BHP Billiton y Río Tinto, uno brasileño, Companhia Vale do Rio Doce (CVRD) y otro canadiense, Alcan, para conquistar a uno de ellos o por lo menos evitar que la comprara. En esta competición Alcoa tuvo que gastar miles de millones de dólares, suyos o prestados. El problema, en estos casos, es que las decenas o los cientos de miles de millones no se dedican a invertir, abrir nuevas plantas o crear empleo, sino a eliminar a un competidor y justo después reducir los puestos de trabajo. Al parecer esto hace que suba el valor bursátil.

En USA el presidente Obama, después de un año de silencio, vuelve a hablar de reformas serias en la arquitectura financiera. En la UE todavía estamos dándole vueltas a la idea de aumentar la vigilancia sobre los bancos, como si vigilar desde fuera lo que ocurre en un edificio lleno de grietas, como es el sistema financiero mundial, diera más confianza a quienes entran en él que reorganizarlo. De todos modos, aunque se emprendiera alguna reforma, no repercutiría en el empleo a menos que incluyera una reforma del sistema industrial, dado que este se ha convertido en un apéndice del sistema financiero.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100492

Perchè la crisi produce disoccupazione

di Luciano Gallino, da Repubblica, 10 febbraio 2010

Come mai una crisi dai contenuti prevalentemente finanziari ha prodotto un alto tasso di disoccupazione nell´industria? Le risposte formulate finora vertono soprattutto sugli effetti negativi della restrizione del credito. Le banche colpite o minacciate dalla crisi, si dice, riducono il credito alle imprese; senza credito non si possono acquistare materiali da lavorare né compiere investimenti; perciò le imprese italiane e straniere riducono sia la produzione che le importazioni e tagliano i posti di lavoro.

Spiegazioni simili del rapporto finanza-industria ai tempi della crisi sono forse corrette, ma superficiali. Guardano soltanto all´ultimo anello del rapporto. Se si risale qualche anello più su, il rapporto si può così riassumere: la crisi finanziaria produce disoccupazione industriale su larga scala perché l´industria è diventata essa stessa un settore della finanza. In circa trent´anni l´impresa industriale è stata totalmente finanziarizzata. I disastri dei primi anni 2000, capostipite la Enron, sono stati il primo atto del dramma cui l´avvenuta ibridazione finanza-industria sta portando l´economia mondiale. Nel secondo atto abbiamo assistito ai disastri del 2007-2009, archetipo la Lehmann Brothers, ed alle devastazioni in atto del mondo del lavoro. Per non arrivare a un terzo atto, che potrebbe essere ancora più pauroso, bisognerebbe cercare di capire meglio il rapporto tra le due.

La finanziarizzazione dell´impresa industriale è iniziata da quando gli investitori istituzionali – fondi comuni, fondi pensione e assicurazioni – i quali posseggono mediamente oltre il 50 per cento del capitale di tutte le società quotate, hanno imposto ai dirigenti una nuova concezione dell´impresa. Essa non doveva più venire concepita come un´organizzazione nella quale ogni parte è legata alle altre e il cui funzionamento tocca gli interessi di molti gruppi, dai dipendenti ai fornitori e alla comunità locale, oltre a quelli degli azionisti. Doveva invece essere concepita come un fascio di attività (nel duplice senso di cose che si fanno e di attivi finanziari) solo temporaneamente connesse da un contratto; un conglomerato di impianti, mezzi di produzione ed uffici di cui ogni pezzo deve essere monitorato di continuo al fine di stabilire se il suo rendimento finanziario sia pari o superiore a quello dei pezzi migliori della concorrenza. Se tale rendimento è in sé elevato, ma appare inferiore anche soltanto di poco a quello della concorrenza, quel pezzo dell´impresa va subito ristrutturato, oppure venduto, o definitivamente chiuso. Ciascuno di questi interventi comporta ovviamente il licenziamento di gran parte dei relativi addetti, e talora di tutti; come potrebbe accadere allo stabilimento Fiat di Termini. Ma non di questo debbono preoccuparsi i manager, dicono i teorici dell´impresa come mera entità finanziaria. Deve pensarci lo Stato.

Un secondo passo verso la finanziarizzazione dell´industria è consistito in una esternalizzazione della produzione su scala mondiale. Si è passati dall´integrazione verticale del processo produttivo entro una singola impresa, al coordinamento orizzontale da parte di un gruppo di controllo di centinaia di produttori sparsi per il mondo. Nel primo caso, un´impresa mirava a produrre al proprio interno tutte le parti che andavano a comporre il prodotto finito. Nel secondo caso un´impresa fa tutto il possibile per non produrre nulla all´interno. Negli anni ´50 e ´60, la Olivetti produceva negli stabilimenti di Ivrea fino all´ultimo tasto delle centinaia di migliaia di macchine per ufficio che sfornava. Ed alla Mirafiori di Torino quattro quinti dei componenti di un´auto erano prodotti entro lo stabilimento. Oggi oltre il 75 per cento di un´auto Fiat viene prodotto da centinaia di fornitori esterni; la Renault supera l´80 per cento. Il più grande costruttore di Pc del mondo, la Dell, non produce nemmeno una porta Usb dei milioni di macchine che vende. Coordina invece l´attività di migliaia di produttori piccoli medi e grandi in quattro continenti.

La esternalizzazione globale ha generato vari effetti negativi sull´occupazione. Milioni di posti di lavoro sono migrati dalle grandi imprese a imprese piccole e medie. La General Motors, ad esempio, che ancora nel 2005 aveva oltre 330.000 dipendenti, a fine 2009 ne aveva meno di 90.000, pur producendo un numero di vetture certo non inferiore di quattro volte. Gli altri si sono trovati a lavorare nella Delphi, costola esternalizzata della Gm, o nelle migliaia di sub-fornitori che vi fanno capo. Vantaggio per l´impresa madre: sindacati deboli, salari, contributi pensionistici e assicurazioni mediche fortemente ridotti. Un altro effetto negativo sui livelli di occupazione e le condizioni di lavoro è derivato dalla facilità con cui l´impresa madre si può sbarazzare del fornitore o sub-fornitore che per qualsiasi motivo le torni sgradito. Una grande impresa che scopre di avere un reparto funzionante in modo poco soddisfacente difficilmente può chiuderlo dall´oggi al domani. Ma se si tratta di una società che sta in un altro Paese può eliminarlo dal giro con una semplice mail. Nell´insieme, l´esternalizzazione ha comportato mettere in conflitto fornitori contro fornitori, lavoratori contro lavoratori, regioni contro regioni, sia entro lo stesso Paese che tra un Paese e l´altro. Ricetta efficace per migliorare il bilancio finanziario, quanto micidiale per l´occupazione.

Un altro aspetto della finanziarizzazione delle imprese industriali è stata la formazione di monopoli mediante estese campagne di fusioni e acquisizioni. Sono campagne in cui hanno un ruolo determinante le banche di investimento, che da esse traggono utili astronomici. Le ricadute sull´occupazione sono l´ultimo dei problemi per tutti gli attori coinvolti. Perché la Alcoa, poniamo, vuole chiudere un grosso stabilimento in Italia? È possibile che abbia diversi motivi tecnici e logistici. Ma resta il fatto che tra il 2007 e il 2009 l´Alcoa è stata coinvolta in una furiosa lotta con due colossi minerari angloaustraliani, Bhp Billiton e Rio Tinto; uno brasiliano, la Companhia Vale do Rio Dace (Cvrd), e uno canadese, Alcan, allo scopo di conquistare uno di essi o almeno evitare di venire comprata. Per affrontare tale competizione l´Alcoa ha dovuto impegnare decine di miliardi di dollari, non importa se suoi o presi a prestito. Il problema, in tali vicende, è che decine o centinaia di miliardi vengono mobilitati non per fare investimenti, aprire nuovi impianti e creare occupazione, bensì per eliminare un concorrente e subito dopo ridurre il totale dei posti di lavoro. Pare faccia salire il valore del titolo in Borsa.

In Usa il presidente Obama parla nuovamente, dopo un anno di silenzio, di riforme serie dell´architettura finanziaria. Nella Ue ci si balocca ancora con l´idea di aumentare l´attività di sorveglianza sulle banche, quasi che sorvegliare quel che avviene all´esterno di un edificio pieno di crepe, qual è il sistema finanziario mondiale, conferisca a chi lo frequenta maggior sicurezza che non ristrutturarlo. Tuttavia, se qualche riforma dovesse mai vedere la luce, non recherà alcun vantaggio all´occupazione nel caso in cui essa non preveda anche una riforma del sistema industriale, dato che questo è diventato un´appendice del primo.

http://temi.repubblica.it/micromega-online/perche-la-crisi-produce-disoccupazione/

Silencios y amenazas veladas en el desencuentro entre China y EEUUDmitri Kosirev, RIA Novosti Una pausa de una semana. Esto ha sido lo más destacable

Dmitri Kosirev, RIA Novosti

Una pausa de una semana. Esto ha sido lo más destacable e inesperado en las conversaciones entre EEUU y China. Un período de vacío, cuando no ha ocurrido absolutamente nada y que solamente ha servido para fomentar una ola de alarmismo en los medios de comunicación.

Washington ha venido aparentando durante estos días que no ha ocurrido nada de particular, que la crisis más profunda y complicada de toda la política exterior de Barack Obama hasta la fecha, en realidad no es tal.

Pero las treguas no son permanentes, ni siquiera en las pausadas relaciones con China. Según la prensa de Pekín, el titular chino de Asuntos Exteriores, Yang Jiechi, asistirá, por primera vez en la historia de su país, a la Conferencia Internacional de Seguridad de Munich, donde se entrevistará con altos cargos estadounidenses, incluido el Secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates.

Como es sabido, durante las reuniones informales es donde se fraguan las decisiones políticas y diplomáticas de mayor trascendencia. Por eso, hay grandes esperanzas de que el conflicto entre Pekín y Washington se resuelva tras la Conferencia de Munich. Un conflicto que ha tenido un efecto colateral muy positivo como es sacar a la luz muchas e importantes realidades del nuevo orden mundial.

Como siempre en estos casos, aquello que vemos no coincide con la realidad subyacente.

Y lo que vemos y sabemos es que, el 29 de enero, la administración de Barack Obama, anunció que finalmente cumplirá sus compromisos de suministro de armas a Taiwán por US$6.400 millones. Y más, acto seguido, el propio presidente estadounidense comunicó su decisión firme e inmediata de reunirse con el Dalai Lama, líder religioso del Tíbet que vive en exilio.

La respuesta de China fue inmediata: suspendió su programa de cooperación militar con EEUU y amenazó con imponer sanciones sobre las empresas estadounidenses relacionadas con el asunto de Taiwán, incluyendo a la influyente Boeing.

Esto que vemos parece la siguiente escena de la eterna mascarada diplomática que se traen ambos países. EEUU siempre ha vendido armas a Taiwán y ha mantenido contactos con los exiliados del Tíbet. China siempre ha protestado, pero con la boca pequeña, asegurándose de que su resonancia nunca fuera excesiva y la sangre no llegara al río.

Sin embargo, estamos en 2010 y la situación global ha cambiado drásticamente. El cumplimiento del contrato por US$6.400 millones, firmado hace varios años, ha ido siendo postergado, incluso hasta cuando George W. Bush ocupaba el sillón presidencial y tomaba algunas decisiones temerarias. La única diferencia es que, en aquella época, el cliente era el presidente proestadounidense, Chen Shui-bian; mientras que el actual mandatario taiwanés, Ma Ying-jeou, pertenece a otro partido, que no es esencialmente propekinés, pero sí que ve el futuro en un acercamiento de las relaciones con China. Las armas y el contrato están ahí, pero la coyuntura ha cambiado y el suministro ya no es tan urgente.

Además, hoy sería ridículo esperar que EEUU apoye en serio a los separatistas de Taiwán o, por ejemplo, de la región autónoma de Xingjian Uighur (al oeste de China). Este tipo de tácticas pudieron haber tenido algún sentido en la época del presidente Bill Clinton, pero, con la llegada de George W. Bush al poder, los planes para debilitar a China apoyando a Taiwán, a los exiliados del Tíbet o a los terroristas de Xingjian, se revelaron anticuados e inútiles. China ya no es la misma que era y EEUU - tampoco.

Obama, al hacer pública la operación con Taiwán, ha ido contra sus propios intereses y ha cometido un error que, incluso George W. Bush Jr., habría evitado. Las razones son un misterio. Es posible que pretendiera presionar a Pekín para conseguir su apoyo en las sanciones contra Irán, pero hoy en día es absurdo confiar en poder forzar a China a dar pasos contrarios a su voluntad política.

Por lo que respecta a China, esta nueva suspensión de la cooperación militar no significa nada para el gigante asiático. La colaboración militar con EEUU se asemeja a la palabrería vacua de las sesiones del Consejo Rusia-OTAN, es decir, una ficción, agua de borrajas. Pero las sanciones económicas que puede aplicar China contra EEUU, es un asunto muy diferente e importante.

La multinacional Boeing, por ejemplo, planea vender a China aviones por valor de US$200.000 millones durante los próximos 20 años. Y cada avión de esta empresa que despega, digamos en Nairobi o Frankfurt, está equipado con un 30% de piezas fabricadas en China. Resulta difícil de creer que EEUU sacrifique fructíferas relaciones comerciales de este tipo por un puñado de sistemas antiaéreos Patriot, dragaminas, helicópteros y otros aparatos militares (Taiwán también encargó submarinos y cazas F-16, pero Obama se negó a suministrarlos).

Tenemos a las dos mayores potencias enfrentadas, con muchas cosas que perder y muy poco que ganar, y es muy posible que ambas estén cautivas de una política equivocada. Por ejemplo, China está convencida que debe reaccionar, pase lo que pase, a la próxima visita del Dalai Lama a la Casa Blanca, o a la descarada venta de armas estadounidenses a Taiwán.

Obama, por su parte, ante las próximas elecciones al Congreso, cree que debe ocultar a los estadounidenses de a pié que su país ya hace mucho que dejó de ser el que fue en el pasado. Por lo tanto, lo lógico es que los dos contendientes ejecuten su ritual de amenazas, se digan palabras altisonantes y lleguen a un acuerdo.

Sin embargo, hay explicaciones más profundas: según el diario estadounidense The Washington Post, "China ha variado recientemente las pautas de su comportamiento habitual". Y es natural, porque China ha pasado a ser la segunda potencia mundial. Algunos chinos están copiando los errores de los estadounidenses de los años 1990, cuando éstos pensaban que su país iba a ser la superpotencia absoluta para siempre, y adquieren rasgos imperialistas, pero cierto que hay otros chinos que no piensan así.

Durante la visita de Barack Obama a Pekín el año pasado, China negó con suavidad la posibilidad de un control conjunto EEUU-China sobre la comunidad internacional, idea muy popular en el gabinete estadounidense. Lo más importante de aquella propuesta se oculta tras las palabras: Washington pensaba - y piensa - que un mando conjunto significa que EEUU dirige y China le sigue. Así que Pekín esperará a que a Obama se le rompa esta ilusión, cosa que, es muy posible que ocurra en un futuro muy próximo... o muy lejano... en cualquier caso, es interesante analizar las razones que han llevado al equipo de Barack Obama a echar a perder unas relaciones con China que, a comienzos de su mandato, eran consideradas como prioritarias para el siglo XXI.

La revista Foreign Affaire ha llegado a la siguiente conclusión: los EEUU, encarnados en Barack Obama, no son capaces de elegir entre las dos poderosas fuerzas que imperan - y siempre han imperado- , en su idiosincrasia y, por ende, en su política exterior. Una fuerza cree que los Estados Unidos no pueden mantener su estabilidad mientras que otros regímenes, distintos del estadounidense, existan en el mundo y hay que luchar contra ellos. La otra fuerza cree que sólo con el ejemplo de una próspera América conseguirán lo que pretenden.

La Administración de Obama todavía carece de una estrategia clara en política exterior, sino sólo utiliza métodos tácticos. Las recientes desavenencias con China descubrieron esta realidad.

http://sp.rian.ru/analysis/20100209/125029106.html